II

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-Perdón, si te asuste. —Comienza—. Pero vi que estabas llorando y me pregunte si ¿estas bien?.

-Oh, perdón, si esta todo bien, claro, como no. Es que no me siento bien.

-Sabes —Dice sentándose —. No te creo, vamos dime que ¿tienes?.

-Oye, ya te lo dije, no tengo nada, no te conozco, no me conoces así que Adiós. —dije y me levante decidida a irme, pero el me tomo del brazo y me obligo a volver a lugar donde estaba—.

-Bueno, no me digas nada, pero para que sepas mi nombre es, Martín.

-Si, ya lo sé.

-Bueno, entonces Adiós. —Dijo y se fue.

-Los pulmones me ardían, y la garganta, revise mis ojos en la pantalla de mi celular, los tenia como dos tomates, al igual que mis mejillas me ardían demasiado, otra lágrima rodeo mi mejilla, al recordar el duro golpe que había sentido al escuchar el comentario de Ángela, no la culpo ella no sabe nada, pero fue como si algo me rasgara el pecho, dejando un enorme agujero negro sin fondo, simplemente horrible, vuelven a mi mente esas noches largas de solo llorar, y llorar, sin comer, sin siquiera bañarme, solo llorar y deprimirme, todos eso recuerdos horribles pasan como una película delante de mis ojos, vi entre sollozos a Sebastian, corriendo angustiado hasta mi, al llegar me rodeo con sus enormes brazos, y solloze en su hombro, mientras el sobaba, mi cabello, y dice que todo va a estar bien, comienza a cantar mi canción favorita, nuestra canción: Count me inDove Cameron. Aunque es de hermanas. Sebastian siempre me la cantaba y me encantaba, porque esa canción nos identificaba a los dos como hermanos, por eso lo amo tanto.

-Ángela —Comienza—. Me contó que te preguntó sobre... Tu ya sabes que, y me imagine que eso te dolería mucho, así que te busque por todos lados, y me choque con Martín, y me dijo que estabas aquí.

-Lo lamento, lo siento en serio, me siento como una niña pequeña, perdoname. —Dije sollozando.

-¿Porque disculpas? ¿Por llorar?, o ¿Por parecer una niña pequeña?.

-Por todo, soy una tonta. —Dije y comencé a llorar de nuevo.

-No te preocupes, ni me pidas perdón, soy tu hermano estoy para ti, recuerda, cuenta conmigo. —Dijo y limpio mis lágrimas.

-Gracias, de verdad, por todo.

-Te amo, enana. —Dijo y me abrazo aun mas fuerte.

-Te amo mas, gigante.

-Ahora, salgamos de aquí, ¿quieres helado?.

-Sabes la repuesta.

-Bueno, vámonos.

-Salimos de allí, el sonriente y yo mas bien fingiendo la sonrisa, tenia que intentar al menos por Sebastian, y por mi, olvidar el pasado que tanto me atormenta, ese horrible día, tengo que olvidarlo, nos dirigimos a una pequeña cafetería, que había a solo unos minutos de la escuela, en el camino Sebastian no hablo, ni yo tampoco, solo estábamos abrasados, cuando llegamos a la cafetería, estaba sola, mucho mejor, no me gustan los lugares con mucha gente, y no se como soporto la escuela, en verdad, me siento asfixiada. La cafetería era muy acogedora, era de unos colores pasteles, con carteleras de los helados y los precios.

-¿Chocolate o Nutella?. —Pregunta Sebastian.

-¿Cual piensas tu?.

-Hum, Nutella ¿no?.

-Me conoces mejor de lo que pensaba.

-Ja, ja. —Dijo imitando risa burlona.

-Comimos el helado juntos, para luego irnos a casa, cuando llegamos, empezó una leve llovizna, que bueno podre dormir, dije para mis adentros, Sebastian entró acelerado, como si la lluvia lo fuese a derretir o algo así, yo comune normal, total me encantaba la lluvia, es como una sintonía, que sientes entre las cotas cayendo y chocando contra todo.
—Si no te mueves te dará un resfriado mortal. —Me regaño Sebastian—.

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