Vuelve a Casa

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Un día antes de víspera de navidad. 23 de Diciembre.


Sonrió viendo a su mejor amigo rubio reír emocionado mientras guardaba en la parte trasera de la camioneta su valija. Por primera vez en meses lo veía ser totalmente feliz, y de alguna manera era contagioso, justo como la gripe que tenía arriba. 

-¡Cuídate mucho Harry!-carcajeo el chico, alzando la vista al cielo cuando los blancos copos de nieve comenzaron a caer de nuevo- promete que iras a casa para navidad- sus ojos azules lo miraron serios, mientras lo rodeaba con sus débiles brazos. 

-Lo prometo-entrelazando dos dedos atrás de su espalda, alzo la otra mano para moverla y saludarlos mientras se alejaban en la vieja camioneta roja, o bueno, la poca pintura que le quedaba aparentaba ser de aquel colorido color.

Rodeado de estudiantes, quienes corrían de un lado para otro, empujando sus valijas y tapados hasta las orejas con telas y más telas, por su parte, tener tres suéteres, tres pares de medias, unos guantes rosados y su gorro negro, la bufanda se movía con el viento y mientras arrastraba los pies sobre el suelo cubierto de nievo no era suficiente, su mente repetía que quizá debió haber bajado con su manta.

Abrió la puerta de su departamento para tirarse en el sofá y caer dormido, o al menos intentarlo, pero al parecer los estudiantes afuera estaban emocionados por cantar villancicos, y su enorme dolor de cabeza lo obligo a tomarse una pastilla y tirarse en la cama de nuevo, estaba odiando esas fiestas, se sentía como si su espíritu navideño usual seguía dormido. 

Y para cuando la luna brillaba sobre sus ojos verdes bufo dándole otra vuelta al rededor de su cuello con la bufanda blanca de lana, y arrastro sus botas marrones sobre la nieve mojando la tela levemente. Entro a la tienda, donde Michael Bublé cantaba a un volumen bajo "It's Beginning to Look Like a Lot Like Christmas" no pudo evitar acurrucarse más contra su pecho mientras comenzaba a empujar uno de esos carros con pequeñas ruedas que les costaba andar y rejas de metal, sintiéndose preso por todos esos niños y decoraciones navideñas. Su cuerpo fue empujado mientras tomaba unas galletas con formas de árbol de navidad. 

-¡Mamá! ¡Es Santa Claus!-el niño que acababa de empujarlo comenzó a saltar de la emoción mientras apuntaba a un señor en un disfraz que para ser sinceros, era bastante bueno. No pudo evitar bufar enojado mientras tomaba sus galletas y las dejaba en el carro.

-¡Pasen todos a sacarse una foto con Santa!-una mujer grito emocionada.

Las ruedas de aquel carro giraban y giraban por el suelo de baldosas completamente grandes y blancas. Arriba de su cabeza miles de guirnaldas rojas y doradas colgaban en un perfecto compás, y los arboles falsos relucían sobre el suelo, no pudo evitar sorprenderse al ver uno de aquellos que solo salen en películas, tan grande y repleto de ramas que hasta daba vergüenza el saber que la mitad de ese árbol no podía entrar en su hogar, o tendría que hacer un hoyo en el techo y molestar a los de arriba. 

Y pensar en su pequeño árbol con pocas ramas que tenía que girar para hacer la ilusión de ser muchas lo hizo sentirse un completo idiota.

Había sido pechado por niños que corrían en busca de Santa, Michael Bublé al parecer cantando todo su CD navideño, las calles cubiertas de nieve y la voz del hombre resonando por los parlantes de la ciudad.


-Le pedí a Santa un perrito, una muñeca, un muñeco de pelea y unos zapatos que brillan.

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