Era una tarde de junio como cualquier otra, el calor era insoportable y los días en la universidad se hacían cada vez más pesados. Como cada tarde se reunía con el que era su mejor amigo el cual, como cada tarde, le esperaba en el pequeño puestecito de chuches que se encontraba cerca de la universidad; y, como cada tarde, le dedicaba una simpática sonrisa al verle llegar.
- Ey, Hyung- <<Como cada tarde>> Suspiró.
- ¿Ha pasado algo? - Hyung siempre estaba preocupándose por él hasta el punto de que a veces era demasiado pesado y agobiante, pero era un buen amigo. El mejor que había tenido hasta la fecha.
- No, solo estoy cansado...- <<Cansado de esta aburrida y monótona vida>>
- Bueno... Ya que el curso está por finalizar, había pensado en que podríamos pasarnos por Caraval-
No iba a mentir, lo cierto es que le apetecía salir de la rutina de: levantarse, ir a la universidad, estudiar en casa y dormir. Sin embargo y a su pesar, debía entregar una tesis el lunes cosa que no había empezado y claro, tres mil palabras sobre el desarrollo económico estatal coreano no se escriben solas.
- Déjalo. Tengo que entregar mi tesis el lunes y no la he empezado-
- ¡Oh, vamos! Tú y yo sabemos que no vas a empezar esa dichosa tesis hasta mañana. Además, unas horas de diversión no te van a matar, puedes dejar la tesis para más tarde.-
No sabía como había podido dejarse convencer tan rápido, era cierto que le apetecía salir pero hacía tanto tiempo que no salía con Hyung que había olvidado lo que era ir con él de fiesta... Había salido temprano de casa, ese chico era muy puntual y a él no le agradaba dejar a la gente esperando asique no tardó mucho en arreglarse; una ducha rápida, unos vaqueros ajustados y una camisa de manga corta fueron suficientes. Se arregló un poco el cabello, un poco de "Gucci Guilty" por aquí y por allá; y sus zapatos Louis Vuitton para terminar de arreglarse. Salió de casa, no sin antes adornar su muñeca con su reloj favorito, un Louis Moinet.
Tardó alrededor de veinte minutos en llegar, había quedado con Hyung en verse en la fila de la discoteca. Por supuesto, él ya estaba allí. No tardó en localizarle, Hyung era alto aunque no mucho más que él, iba vestido de manera muy parecida a la suya excepto por un pequeño detalle, llevaba una americana colgada del brazo.
- Ey, ¿no sabes que estamos en verano?- En ese momento deberían hacer alrededor de treinta grados, ¿quién en su sano juicio lleva una americana con aquel calor?
- Hoy van a bajar las temperaturas, es para cuando salgamos - Se rio de él cuando en realidad debería ser al revés. <<Esto es de locos>> Pensó.
No tardaron mucho en entrar en aquel recinto. En un principio eran solo ellos dos, hasta que Hyung se encontró con viejas amistades que él no conocía. Hyung era muy sociable, a diferencia de él, y no tardó en demostrarlo, poco después se apartó a la barra de bar. Cierto, había olvidado que siempre era así, empezaban saliendo juntos pero poco después acababa solo en la barra observando como todo el mundo bebía descontroladamente y se divertía en la pista de baile.
Dejé mi vaso medio lleno de un líquido que me habían vendido como un Martini pero que en realidad sabía a una mezcla de pis de gato y lejía usada en el baño de aquella discoteca. <<Buag>>. Salí de aquel dolor en el trasero después de varios empujones, algún que otro "Disculpe" y otros tantos pisotones para llevarme una gran bofetada de aire frío y húmedo a causa de la lluvia. Sí, estaba lloviendo y no era una pequeña lluvia no, no, llovía a cántaros. <<Ese maldito Hyung tenía razón>>.
- ¿De qué sirve enfadarse, Min? Al fin y al cabo has venido aquí porque has querido.- Se dio cuenta de que lo había dicho en voz alta cuando el calvo que estaba en la entrada de la discoteca se le quedó mirando como si estuviese borracho.
Pero, ¿quién se puede emborrachar con ese pis de gato? Es imposible por el simple echo de que no hay ser humano que pueda beberse eso. Dejando sus quejas a un lado, pensó en atajar por uno de los callejones de aquella discoteca pero no pensó muy bien. Después de recorrer más de la mitad del callejón se topó con lo que parecía una pelea entre bandas... Espera. Una pelea de tres contra uno. No, cuatro chicos más salieron de la nada, era un siete contra uno. <<¡Eso es injusto!>>. Pero tampoco tenía el valor ni la fuerza para meterse en medio. Se dispuso a darse la vuelta antes de que uno de los siete saliese volando hasta sus pies y se quedase de piedra. ¿Cómo podía ponerse gallito en aquella situación? Aunque aquella pelea no duró mucho, dejando como vencedor al "solitario".
No podía ver bien su cara desde donde estaba a causa de la oscuridad de la noche, la farola de aquel lado estaba fundida o rota. Su idea seguía siendo la de darse la vuelta y marcharse pero su cuerpo no le dejaba, en parte por miedo y por otra por curiosidad. <<La curiosidad mató al gato, ¿sabes?>> Y aquella noche era él quien iba a morir. Aquel corpulento hombre se estaba acercando lentamente hacia la luz, hacia él. La tensión era notable, su rostro empalideció, le sudaban las manos a pesar del frío y su cuerpo comenzó a temblar, pero no tenía frío. Su cuerpo se dejó ver poco a poco a medida que avanzaba, primero las zapatillas Vans desgastadas, unos vaqueros de esos que iban rotos solo por la rodilla y que, para su gusto, eran horrendos. En la parte de arriba una camiseta negra que, bendita camiseta, le marcaba cada rincón de su musculoso y bien formado abdomen; y, por último, su rostro. Un rostro con la mirada más fría y dura que jamás había visto, unos labios carnosos que le dieron ganas de morder... Su cabello empapado por la lluvia caía sobre unos ojos que le miraban de arriba abajo al igual que estaba haciendo él.
En conclusión, estaba bueno, muy bueno. Hasta el punto de que su baba se comenzó a caer. Él pensando toda su vida que nunca encontraría a la persona que le hiciese latir de aquella manera el corazón y allí estaba él, empapado a causa de la molesta lluvia que en esos momentos no era tan molesta.
No le convenía, él lo sabía pero en algún lugar de su corazón algo le decía que era perfecto para él.
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En busca de la normalidad. (SowMin/ShowHyuk)
RomanceShow vive una vida llena de prejuicios, de maltrato, de exclusión social por ser "diferente" y odia al ser humano hasta que conoce a Minhyuk, un chico acomodado con una vida feliz; padres que le aceptan tal y como es y le quieren, amigos que le ates...