Capítulo 26.

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He pasado todo la tarde pensando qué rayos ponerme para nuestra cita de hoy y aún no me decido, es tan difícil cuando no sé que es lo que Ethan planea hacer. Sandy entra a mi habitación y dice:

-¿Aún no te has cambiado?

-No sé que ponerme.

-Ten y póntelo rápido, Ethan vendrá en veinte minutos

Me puse el vestido que me lanzó lo más rápido que pude, es un vestido azul marino sin mangas, lo combiné con unas medias negras y unos zapatos de tacón bajo.

Sandy peinó mi cabello haciendo que mis rizos no parecieran unas serpientes vivas en mi cabeza y quedó manejable.

Un golpe en la puerta me trae a la realidad y no puedo evitar sentirme un poco nerviosa. Ethan ya llegó y yo sigo teniendo mis dudas sobre si me veo bien o debería cambiarme antes que entre.

Sandy sale a abrir la puerta y le dice que espere en la sala porque no quiere arruinarle su sorpresa. Salgo de mi habitación despacio, me da un poco de pena que me vea así. Salgo completamente y lo volteo a ver, no tiene una sola expresión, se acerca y me dice al oído:

-¿Aún sigo sin poder besarte?

-Así es. Hasta que me digas qué es- le digo seria.

-No es la gran cosa, ya lo verás cuando lleguemos- Nos despedimos de Sandy al salir, ella también se está arreglando porque lo pasará con Joey y Jesse fue a una cita a ciegas.

Llegamos al aparcamiento, Ethan me abre la puerta de su camioneta. Corre hasta la otra puerta y se mete. Empieza a conducir despacio mientras sale del campus y se adentra en la carretera.

-¿A dónde me llevas? ¿Estás seguro que esto no es un secuestro?- bromeo.

-Ya lo verás. Sólo disfruta la vista- Miro hacia la ventana para ver a qué se refiere y tiene razón, la luna llena tiene un color naranja-rojizo que pareciera que es un eclipse pero no lo es.

Llegamos a un restaurante cerca de la costa, el restaurante "The Milanese Factory" es uno cinco estrellas, me pregunto si Ethan habrá gastado demás sólo por mí. Aparca el carro y se baja para abrirme la puerta, me tiende su mano, yo lo miro un poco preocupada y me dice:

-Mi mamá me enseñó a ser siempre caballeroso y si dejo de serlo por un solo momento, me matará.

-No es eso lo que me preocupa Ethan, me preocupa que gastes en algo que no es necesario, yo soy feliz sólo con pasar- me interrumpió poniendo un dedo en mi boca, me ayudó a ponerme de pie y dijo:

-No importa porque tú lo vales.

Me quedé callada porque la recepcionista nos estaba esperando en la puerta, nos condujo hasta una mesa junto al ventanal  para dos.  

Ordenamos la especialidad del restaurante: La milanesa. Ethan que está sentado frente a mí, toma mi mano y me mira cálidamente. Hasta que me dice:

-Ganamos. Setenta y dos a cincuenta.

-¡Felicidades!- lo beso- aunque siento mucho no haber ido a apoyarte.

-Valió la pena- dice sonrojándose.

-También valió la pena para mí- le digo ruborizándome. A decir verdad, siempre se ve guapo pero hoy... Su cabello aún está húmedo, parece que intentó peinárselo pero no se quedó del todo quieto. Está usando una camisa negra de Seda junto a un saco que cuelga sobre el respaldar de su silla y no se ha abotonado los primeros botones de la camisa, un pantalón gris con unos zapatos formales pero aún trae sus pulseras de cuero.

S de soltera. #WeareWorld #INEFABLEAWARDS2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora