Toda esperanza lleva a la desesperación.

320 13 8
                                    

Era triste... Era tremendamente triste el verlo así... Porque sí, tú hubieras preferido un millón de veces ver al molesto monitor de pasillo que se la pasaba gritando e intentando que las reglas fueran cumplidas al pie de la letra. Ese era el chico del cual te habías enamorado, ese era el chico que en ese sitio lleno de desesperación te había dado, aún si fuera poco... Un gramo de esperanza.

Su seguridad, su entusiasmo, su manera de decir las cosas y como hacía con esa emoción todo lo que decía tenía que hacer... Todo eso estaba ya perdido, de ese muchacho ya no quedaba nada y mientras estaban sentados en el comedor uno frente al otro no podías dejar de preocuparte... Se suponía que él no era así... Se suponía que la desesperación no debía afectarlo a él...

...Sin embargo lo había hecho. Y tú... No podías hacer mucho para ayudarle.

Tú le adorabas, sí, por increíble que pareciera en verdad te habías encariñado con Ishimaru Kiyotaka, ese joven de cabello negro y brillantes ojos rojos había cautivado tu atención, haciéndote sentir una y mil cosas que creías nunca lograrías sentir, mucho menos en un lugar como ese... Y le adorabas incluso cuando parecía era tan cercano a su "Kyoudai" y a ti comenzaba a prestarte un poco menos de atención, incluso en ese momento le habías jurado tu fiel amistad y... Aún más en el momento de la ejecución de Mondo, ese momento en que sólo el llanto y los gritos de Ishimaru llenaban la habitación, ese momento en el que lo único que querías hacer era rodearle con tus brazos y decirle que todo estaría bien, que no estaba solo, que estabas y seguirías a su lado... Ese momento en el que no habías podido hacer nada más que darle unas palmadas en el hombro, intentando pasar todo ese apoyo que tenías hacia él.

Fujisaki, quien para ese punto ya se había revelado como varón gracias a su sexo de nacimiento, había sido asesinado y Oowada... Había sido el causante de esto, siendo el segundo en ser ejecutado por ese oso sádico de Monokuma autoproclamado como el director después de haber sido votado como el culpable.

... Lo que había destruido por completo a Ishimaru, lo que lo había dejado completamente "roto".

...Lo que lo había convertido en ese casi zombi que ahora, sentado frente a ti, no probaba ni siquiera un bocado de lo que, con el afán de que comiera, le habías preparado.

-Ishi... Deberías comer...- mencionaste, justo después de haber tomado un trago de agua de la botella que recientemente habías tomado –No conseguirás nada permaneciendo as...- y callaste de pronto, más o menos a la par que él se levantaba de pronto apoyando las palmas de la mano en la mesa y empujando la silla hacia atrás.

-Tengo que verlo...- dijo al momento de hacer esto -... Si el compañero Fujisaki está vivo tengo que verlo... Yo... Tengo que verlo...-

-¿Fujisa...? ¿Te refieres a Alter-Ego?- con la confusión encima de tu rostro preguntaste, confusión con un poco de temor, pues a cualquiera le hubiera asustado que el Ishimaru mitad zombie se hubiera levantado así de pronto.

Él, como si no hubieras pronunciado nada o no fuera capaz de escucharte se alejó de la mesa con pasos firmes, saliendo del comedor y provocando el que obviamente le siguieras, gritando su nombre e intentando alcanzarlo antes de que los pasos del monitor de pasillo, le llevaran, al parecer, hasta la habitación de Makoto.

Dejaste escapar un ligero bufido, pronunciando por última vez su apellido antes de ver que la puerta de aquella habitación era abierta y tú, a mitad de pasillo, sólo te limitabas a observar... Lo que tuviera en mente Kiyotaka, en el estado en el cual estaba, seguramente no iba a ser nada bueno.

... Esperar... Por el momento a ti no te quedaba mucho más que esperar... Tener la esperanza de que quizás Makoto le ayudaría un poco para alejarlo de esa idea de hacer lo que fuera que quisiera hacer, que tú ya creías no sería nada bueno.

Limitándote a esperar caminaste con pasos pesados hacia tu habitación, topándote con Kirigiri en el camino quien curiosamente también miraba hacia la habitación de Naegi, sí, aquella en la que había entrado recientemente Ishimaru. Estuviste a punto de hablarle, siquiera ofrecerle una sonrisa, pero al momento de hacer esto ella no te regresó el gesto, de brazos cruzados todavía observando... No podías hacer nada... Ella era así... No era tampoco como si pudieras obligarle a hacer algo que según parecía no quería.

Pasando la habitación de Naegi llegaste hasta la propia, dejando escapar el que parecía iba ser el último suspiro antes de abrir la puerta y tener planeado el encerrarte por al menos un buen rato.

Agradable Locura Temporal ("Kiyondo Ishida" x Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora