Mis manos estaban frías, totalmente gélidas, las sentía entumecerse y cómo aquel frío era capaz de quemar cada pequeña partícula de mis dedos. Buscaba calor, un pequeño rayito de sol que pudiera calmar el dolor punzante que sentía, pero nada lograba calentar mis álgidas manos. En estas tierras, sumamente heladas, las olas de viento tropical eran inexistentes, nadie sabía que era la calidez, nadie nunca había visto al sol, el fuego, ni nadie había sentido amor. Por eso, aquí, todo era frío. Y por eso me congelaba lentamente.
Me consumía entre las inexistentes llamas del vacío.
Si tan solo pudiera verlo, todo sería distinto. Si al menos su hirviente piel tomara contacto con la mía, si su sangre, sofocada de pasión y ardua emoción se acercara a la mía, podría volver a ser la que era y mi blanca tez dejaría de poseer aquel enfermizo color semejante al de un iceberg. Si su mirada fugaz y destellante iluminara la mía, entonces podría todo ser hermoso. Si él estuviera aquí, yo sería yo y él lo sería todo.
Pero aquí no hay nadie más que yo y el viento polar. Las personas de hielo ya no cuentan como alguien, son tan frías y gélidas que han dejado de hablar y sentir. Y temo llegar a ser así.
Me acurruco entre la nieve del alrededor esperando una señal, una respuesta. Quiero sentir la calidez que sentí, no quiero olvidarlo. No puedo olvidarlo.
Susurro cosas, sin sentido, sin pensarlas. Quiero volver a verle. Mi corazón se acelera de tan solo pensar que él volverá a mi lado, que todo se tornara de color rojo ardiente como nuestra pasión, que ya no se congelarán mis lágrimas a mitad de recorrido desde mi lagrimal hasta mi mandíbula. Que él vendrá, me sonreirá y me sacará de esta cárcel de carámbano. Que podré sonreír con la frescura que sientes al ser feliz, que no habrá preocupaciones, que todo irá bien, como lo deseamos, como lo esperamos, como todos queremos.
Pero llevo esperando días, meses, años, y ni rastro de su cálida sonrisa. ¿Por qué tarda tanto en venir a buscarme?
La escarcha ya ha dormido mis piernas, ya no las siento, ya no las puedo mover. Estoy tirada aquí, no puedo salir. Me encuentro atrapada en este museo de nieve e indiferencia. La gente pasa todos los días a mis costados y no se percata de mi presencia. Nadie nota que estoy aquí. El frío los hace ciegos, ignorantes, insensibles. Y ya no puedo gritar, pedir ayuda. Mis cuerdas vocales ya no funcionan, ya nada va bien.
Con mucho esfuerzo puedo mover apenas mis dedos, mis pestañeos cada vez se vuelven más lentos y cansados. Necesito de su calor, pero no noto su presencia. Puedo notar el rumor del viento colarse por mis oídos y realizar imparables canciones invernales, noto la blanca masa de nieve que cae sin remordimiento sobre mí, tapándome poco a poco bajo un espeso manto de olvido. También noto como mis sentidos se van desvaneciendo, como ya no siento olor, ni gusto. Pero a él no, no lo puedo sentir.
He llegado a la conclusión que el frío me ha devorado tanto que, aunque el sol se situara a mi lado, no lograría calentarme. ¿sería él capaz de hacerlo?
Pero ya no puede, porque los infinitos copos de nieve me han sepultado en este inmenso lugar de gélidos sentidos. Mi alma se ha congelado también, todo ha perdido sentido ya. Me pregunto, ¿Dónde estará?
Pero no podré saberlo, porque cada segundo que transcurre me mata un poco más. Me queda poco tiempo antes de que mi corazón al fin deje de latir, sumido entre el álgido entorno. Ya no seré alguien. Pero, moriré tranquila.
Espero al menos él sepa que lo esperé hasta el último momento a pesar de que nunca llegó, que nunca perdí la fe, que siempre supe que él vendría o que eso quería hacer.
DFAbril</3
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Dibujos dibujosos II
Random¿Te gusta ver dibujos ajenos? ¿Te aburres y ya no sabes qué leer en Wattpad? ¿Te has hartado de que nunca actualicen las novelas que sigues? Pues, no puedo solucionar eso... Pero te ofrezco pegarle una miradita a mis dibujos en esta segunda parte de...