II

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Erick Brown, actor porno. Participó en más de treinta películas, tuvo once maridos y estrenó todas las prendas de los diseñadores más afamados antes de que salieran al mercado. Producto de sus desafueros pasionales contrajo VIH, por lo que no pudo continuar con su profesión. Más importante aún, llegó a conocer el amor. Luchó toda su vida por lo que creía justo y por ser feliz con lo que lo hacía feliz. Murió sobre una cama de sábanas rojas, que combinaba con el traje morado que llevaba puesto, sin haber derramado nunca una lágrima.

El día en que sus padres lo echaron de la casa no se imaginaron su reacción.

—Ustedes no me botan, yo soy el que se va.

Habían descubierto su gusto por los hombres altos y le habían puesto a elegir entre seguir viviendo con ellos o continuar sus aventuras homosexuales. No hubiese habido decisión más obvia para Erick, quién sin afligirse lo más mínimo, se fue de casa a vivir con uno de sus amantes, era Anthony. Se habían conocido en un desfile de modas al que Erick tuvo la oportunidad de asistir. Era el más alto, negro y fuerte. Erick no perdió la oportunidad de pedirle su número de teléfono, desde entonces siguieron en contacto escribiéndose. Anthony era el dueño de un estudio de grabación pornográfico, fue él quien llevó a Erick a la fama, como había de hacerlo conmigo años después.

El día en que Erick tuvo que irse a vivir a su apartamento, el mismo Anthony cargó sus maletas. Sacó de ellas las ropas de marca y las colgó junto a las propias suyas en su armario. Le hizo de comer y se bañaron juntos. Seguramente, Anthony quedó sorprendido con lo que Erick hizo en la cama, porque por esos mismos días le hizo la propuesta de trabajar con él.

—Si te desagrada la idea no hay problema —le dijo mientras le acariciaba en la cama.

—Voy a tener sexo con hombres en buen estado físico, ¿y me van a pagar?

El día de su primera grabación Erick paralizó todo el estudio con sus reclamaciones. Le habían exigido tener sexo con otro actor sin utilizar preservativo. Erick miró a Anthony y le reclamó que ni siquiera con él dejaba de usar condón.

—¡Esto es una injusticia! ¡¿Dónde dejan la seguridad?!

Al regresar a casa Erick estaba molesto, por lo que Anthony quiso contentarlo llevándolo a comprar ropa cara.

Por esos días Anthony le presentó a Simone. Era un diseñador de modas italiano en cuyo desfile Erick y Anthony se habían conocido. Eran buenos amigos. Simone le regaló diseños suyos y de otros amigos diseñadores a Erick.

Erick estaba fascinado con los regalos. Ingenió innumerable cantidad de combinaciones distintas de zapatos, camisas, pantalones, jeans, chinos, trajes, corbatas y colores. En una ocasión que se reencontraron, Simone quedó maravillado con la forma en que Erick jugaba al combinar los diseños. Fue entonces cuando le rogó que trabajara para él dándole ideas para futuros proyectos. Para el próximo mes Erick tenía una idea de un vestido rojo y morado.

—Imposible, esos colores no funcionan —Le dijo Simone a Erick un día en su oficina.

—No es que no "funcionen", es que esta combinación no es para novatos.

Cuando estaban juntos, Simone solo le hablaba de trabajo, pero Erick siempre buscaba la manera de meter temas sexuales a la conversación. Perseguía a Simone, le escribía durante las noches mientras estaba en la cama junto a Anthony. Aquella fascinación no era dada porque Simone fuese rubio y extranjero con acento extraño, lo que realmente le atraía era la idea de tener a su disposición todas las ropas de todos los diseñadores que quisiera, antes de que salieran al mercado.

Si Me Fuera a Morir HoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora