Luego del encuentro con Kagami, Aomine optó su mejor opción: retirarse.
La luz de Seirin había logrado arrebatarle de la boca todo que pensaba decirle a Kise, y remplazarlo por un mal sabor.
Se encontraba a medio cruzar la salida de la tienda cuando sintió ser llamado de una forma muy singular: Aominecchi.
Se dio la vuelta topándose con un Kise al que no reconocía. Ojeroso, pálido, y un poco más alto; así fue como lo encontró.
—¿Qué haces aquí?—preguntó el rubio súbitamente, apartándole de sus pensamientos.
—¿Yo? Eh...de compras, lo normal.
—Mentiroso. Estuve con Momocchi—soltó, dejándolo sin palabra alguna.
«Y ahora realmente la cagaste» pensó Aomine.
—Dime la verdad, creo que merezco eso.
Kise lo miraba inquisitivamente como nunca antes.
—La verdad es que viene a verte.
La mirada prevalecía allí.
—No sé que asuntos podrías tener conmigo—dijo al ver que el otro no se atrevía a más.
—Kise...no lo hagas más difícil de lo que es.
—Tu siempre me lo has hecho difícil.
Definitivamente, Aomine estaba acorralado.
—Escucha, vengo en son de paz. Como amigo.
Al oír esto, el rostro del rubio se conmovió.
—¿Por qué?
—Porque siempre he sido tu amigo, aunque no me haya comportado como uno.
—¿Y qué me dice que te comportarás así ahora?
—Bueno, en realidad nada. Pero te perseguí en mi día libre por esta enorme tienda. Eso podría indicarte algo.
Kise rió.
—¿Entonces escucharás lo que tengo que decirte?
—Lo pensaré, vamos afuera.
Salieron del establecimiento para sentarse en la banca más próxima. El sitio estaba en medio de un pequeño parque, y estaba plagado de niños. Un hombre pasó frente a ellos pregonando helados, a lo que Aomine se levantó y pidió dos.
Pagó y agradeció al hombre, el cual volvió a emprender su marcha, y él se sentó nuevamente.
Entregó a Kise el de fresa, el cual si no mal recordaba era su sabor favorito, y de lo no serlo no habría dado cuenta, el chico parecía disfrutarlo.
El se quedó con la de limón e intentó comerlo lo más lento que le era posible. Si bien quería hablar, no iba a negar que le espantaba hacerlo.
—Te escucho—dijo el rubio cuando hubo acabado el sorbete.
Aomine carraspeó su garganta alistándose para la guerra.
—Sé que no la has pasado bien, pero estos días para mi tampoco han sido sencillos. Fui injusto contigo, no tomé en serio tus sentimientos y lo lamento. Pero lo que más lamento, es tener que haber llegado a esto para darme cuenta—dijo
—¿Darte cuenta de qué?—preguntó.
—De lo mucho que odio estar distanciado de ti.
Sabía que no era correcto. Era consciente de que no debía hacerlo. Pero Kise no pudo remediar darle un contexto romántico a sus palabras. E instantáneamente, se odió por ello.
—Ya...—murmuró, luego de darse cuenta que llevaba un rato en callado.
—¿Ya...?
—Está bien—soltó—tampoco creo que lo hicieras de mala fe. Quizá creías ser sólo un capricho para mi.
Aomine sintió pena ante estas palabras. Nunca había creído ser "un capricho" para Kise, pero tampoco consideró que sus sentimiento fuesen tan vehementes como este aludía.
Para ser sincero, había creído que eran algo pasajero. Lo normal a su edad.
—Te prometo que no. Jamás pensé ser un capricho para ti.
Kise esbozó una breve sonrisa.
—Que fortuna.
Se miraron fijamente por unos segundos. Lo hicieron hasta que fue incómodo. Entonces Aomine supo que tenía que decir algo, lo que fuera.
—Entonces, ¿Podemos estar bien?—preguntó.
«Idiota. ¿Cómo podríamos no estarlo?» pensó Kise.
—¿No lo estábamos ya?
Aomine talló su nuca nervioso.
—Claro que lo estábamos.
Kise apartó su mirada.
— Creo que debería volver, Kurokocchi y Kagamicchi me deben de estar esperando— soltó de la nada.
—Claro. Lo siento, te acaparé.
—No importa— dijo mientras typeaba — Me alegró que habláramos.
—A mi igual, ¿Te veo luego?
—Por supuesto— aún sin dejar de typear—estamos en contacto.
Súbitamente, Kise se levantó de la banca y comenzó a caminar en dirección contraria a la tienda. Mientras lo hacía, todavía de espaldas saludó a Aomine.
Este último permaneció en la banca mientras lo veía alejarse. Ya era la segunda vez que alguien le hacía eso en el día. Y en ese momento, dio cuenta de algo: desde que le había preguntado a Kise por su relación, este no había vuelto a mirarle directamente a los ojos.
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N/A: quiero decir que había abandonado a su suerte esta historia, pero los comentarios que han dejado en ella, me han dado ganas de seguir. Muchas gracias por leer!
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De tu parte
FanfictionSe había acostumbrarle a tenerle detrás. Casi como a una sombra, sólo que él era brillante. ¿Qué sucedería si un día se da la vuelta y descubre que ya no está? ¿Qué sería capaz de hacer Aomine para recuperarle? Ahora era él quién debía poner de su p...