Prólogo

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Liah

—¿Vienes a pedir mi ayuda, señorita Antzas? —preguntó Armin mientras giraba la silla y me miraba fijamente. No pasó desapercibido para mí el ápice de diversión en su mirada.

Mátenme.

—Sí. —dije entre dientes, apretando las manos a mis costados. La sonrisa de Armin se ensanchó, sabía a la perfección que le encantaba que yo le pidiera ayuda—. No voy a rogarte. —Añadí al ver las intenciones del chico frente a mí. Estaba haciendo todo esto por un motivo más fuerte, no importaba lo mucho que a mi orgullo le doliera pedirle este favor a Armin.

Suspiró.

—Está bien. —aceptó sin mucho ánimo y se volvió a girar hacia el ordenador de la biblioteca—. Pero tendrás que decirme a quién buscaremos, sino, no podré ayudarte.

Mordí mi labio inferior y me acerqué a él. La luz del computador pegó justo en mi cara, haciéndome percatar de lo que Armin jugaba. Al darse cuenta de mi mirada se apresuró en salir del juego y enfocarse en mí.

—Liah... —me llamó al ver que estaba algo distraída. No quería hablar, pero debía hacerlo, la verdad es que me extrañaba que Armin siendo muy hábil con la tecnología y que vivía para el mundo moderno, no supiera sobre la repentina desaparición de mi madre hace unos días; aunque no lo culpo, pareciera que nadie lo sabe, no creo que siquiera lo hayan anunciado en las noticias.

—Mi madre a desaparecido al igual que las otras chicas. —vacilé un poco en mis próximas palabras y traté de contener la angustia e incertidumbre que me invadía—. Esto no esta bien, Armin. Algo está pasando.

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Simplemente Perfecta (Armin CDM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora