fourty

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El día amaneció con un aire distinto para el abogado. Su hermana menor había decidido hacerle una visita a Harry, permitiéndole tomarse un respiro de la sofocante sala del hospital. Aprovechó la oportunidad para salir y comprar algo de comer.

De regreso, sostenía en sus manos un par de vasos de Starbucks. Al llegar a la habitación, se detuvo en el umbral, observando la escena ante él. La dulzura del momento lo golpeó de lleno: la pequeña, sentada junto al joven convaleciente, estaba completamente absorta en la pantalla del teléfono del rizado. Ambos parecían habitar un mundo propio, uno alejado de la frialdad del hospital.

—¿Qué hacen? Parecen hipnotizados —comentó, dejando las bolsas de comida sobre una silla y acercándose a ellos.

—Blair me descargó una aplicación increíble. Creo que es mi nueva obsesión —respondió Harry con una sonrisa, mostrándole la pantalla—. Se llama... ¿Watped?

—Wattpad, Hazz. Lo hemos repetido veinte veces —bufó la niña, aunque su tono pronto se suavizó en una sonrisa—. Te guardé algunas historias. Son mis recomendaciones.

El abogado arqueó una ceja, divertido por la situación.

—¿Y para qué sirve exactamente?

—Es para leer historias creadas por otros usuarios. También puedes escribir las tuyas —explicó Blair con entusiasmo.

—Me alegra saber que has encontrado otra fuente de distracción —comentó el mayor, esbozando una sonrisa mientras tomaba la bandeja de bebidas—. Hoy, por fin, sales de aquí. Para celebrarlo, traje el desayuno.

Repartió los vasos: un latte para Harry, uno sin cafeína para su hermana y, finalmente, su propio café. Los tres compartieron un momento ameno, disfrutando de la comida y la mutua compañía.

Sin embargo, la atmósfera tranquila se rompió cuando una enfermera cruzó la puerta, atrayendo la atención de todos.

—Disculpen la interrupción —dijo con voz suave—. Hay alguien en la sala que está esperando para visitarlo, joven Styles.

Harry ladeó la cabeza con curiosidad.

—Claro, dígale que puede pasar.

Mientras aguardaba, su mente comenzó a divagar. Quizás serían Cey y Nat, quienes ya habían venido a verlo en otras ocasiones durante su reposo. Sin embargo, cuando la figura de una mujer desconocida cruzó la puerta, su sonrisa se desvaneció.

the auction (l.s) -en ediciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora