Por décima vez

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Y de nuevo estaba ahí parada fuera de la Facultad de Medicina, esperando por un segundo que ocurriera un encuentro casual del destino y pudiera verlo. Si tan sólo pudiera ver sus ojos una vez más, escuchar su risa o sentir sus labios.
Si Elaia Morub era una persona a la que le costaba asimilar cuando las relaciones se terminaban, claro habría que aclarar algo: ella no se obsesionaba viendo fotos, redes sociales o acosando a los chicos después de terminar; sólo rememoraba una y otra vez las cosas, las situaciones y los lugares que la habían llevado hasta la triste situación en la cual se encontraba.
Tenía 25 años y hasta el momento, no había tenido ninguna relación amorosa estable, los chicos no eran el problema y ese conocimiento le había llevado dos años de terapia entenderlo y aceptarlo, era difícil para ella relacionarse con las personas.
Se quedó parada allí mirando hacia la puerta, esperando ese milagroso encuentro que se imaginaba cada vez que iba, sabía que no lo vería el ya pasaba todo el tiempo en el hospital haciendo prácticas era su último año pero no podía evitar albergar una ligera esperanza así que se recargo sobre la pared de la escuela cerró los ojos y le pidió al universo poder verlo, al abrir los ojos vio a unos de los amigos de Alex, el chico por el que estaba ahí, mirándola y por un momento se sintió avergonzada su cuerpo se congeló y no pudo siquiera saludarlo, el hizo una media sonrisa en forma de saludo y comenzó a acercarse, genial ahora Alex lo sabría ya no tenia forma de evitarlo.
-Hola El, cuánto tiempo sin verte ¿estás buscando a Alex? - preguntó sin rodeos traía puesto el uniforme del hospital así que debía haber estado haciendo prácticas más temprano.
-No, Alí solo pasaba por aquí y me sentí un poco mareada, ya sabes el calor debe estar a unos 40°C - intentando no mirarlo a los ojos aunque realmente no tenia que esforzarse mucho Alí era unos treinta centímetros más alto que ella, en realidad mucha gente era mas alta que ella y sus 150 centímetros.
-Segura, él esta en el hospital pero termina en media hora podrías esperarlo con nosotros. Sabes aún no sale con nadie, creo que está esperando que cambies de parecer. Vamos te invito a comer mientras lo esperas- sonriendo nuevamente, le dio un golpe amistoso con el codo y con su mano le señalo la entrada, pero la amabilidad de él no iba a convencerla.
-No, en realidad voy camino al trabajo y llegare tarde si no me apresuró cómo dije sólo me sentía un poco mareada y me detuve a descansar- Elaia trataba de sonreír y fingir que no sentía una opresión en su pecho por estar ahí.
-Si te ves un poco pálida, no deberías caminar bajo el sol del verano, ya sabes que podrías enfermarte, de hecho deberías venir conmigo para que te revise parece que vas a desmayarte, ven los otros chicos se llevaron mis cosas- la tomo del brazo tratando de hacer que entrará con él, sabía lo que intentaba: quería reunirlos de nuevo.
Para la fortuna de Elaia su celular empezó a sonar, lo sacó de su bolsillo y era de su oficina:
-Espera Al es mi jefa debe ser importante- dijo soltando su agarré y haciendo una señal para que guardará silencio.
-Elaia el cliente llegó antes está listo para firmar el convenio, necesito que te apresures ya sabes que no quiere tratar con nadie más que contigo.-la voz de su jefa se escuchaba inquieta.
-No te preocupes estoy a diez minutos, asegurale que no tardó en llegar y ofrécele algo de beber para que no vaya a alterarse ya sabes lo que paso la última vez, entonces nos vemos en unos minutos adiós- comenzo a caminar hacia la esquina de la calle cuando la tomaron por el brazo, por un momento había olvidado que estaba hablando con Alí antes de la llamada.
-Lo siento Alí, lo olvide por completo perdón en serio pero tengo que volver al trabajo urgentemente, dale mis saludos a los otros chicos- se soltó giró y volvió a caminar a toda prisa hacia la esquina para tomar un taxi que acababa de detenerse, al subir se volvió a ver por última vez al médico que la miraba con reproche, aquel joven que había sido su cómplice en algunas ocasiones y era el mejor amigo del amor de su vida. Sus ojos color miel la veían con decepción, su sonrisa parecía agotada, su cabello ondeaba con el viento cálido de la tarde y el sol le daba destellos dorados a su tono marrón.
Le dio las instrucciones al chofer para ir al despacho y levantó la mano para despedirse para siempre del aquel chico, del lugar y de su amor.
En el trayecto le llegaron varios mensajes evitó verlos sabía perfectamente de quien serían y en ése momento le apetecía muy poco ponerse a llorar, así que solo los ignoró y en su lugar preguntó al conductor:
-¿Le parece que tengo buena pinta para atender un cliente importante? ¿Cree que luzco bien peinada o mi cabello rizado está demasiado rebelde hoy? -tratando de acomodar su cabello para que no se viera tan abultado.
-Se ve muy bien pero está sudando demasiado se le está corriendo un poco la pintura del ojo- dijo el conductor midiendo si la chica se podría ofender por el comentario
-No sé preocupe así me da tiempo de arreglarlo- contestó mientras sacaba de su bolsa un pañuelo, se secaba la frente. Ya estaba acostumbrada a tener que arreglarse en cualquier trayecto, su jefa siempre la sorprendía con algún recado, alguna reunión no planeada, por eso traía consigo maquillaje, peine y unos zapatos negros de tacón alto como parte de su kit de emergencia.
Cuando llegaron al despacho ella parecía tan fresca y relajada cómo si acabará de tomar un café tranquilamente, le pago al taxista y se aliso por última vez la blusa azul que llevaba.
Entró y lo primero que vio fue a su jefa caminando de un lado a otro en la recepción quien tan pronto como noto su presencia pareció relajarse.
-Que bueno que llegaste, está en tu oficina está de peor humor que la última vez, ni siquiera Javier consiguió que aceptará la bebida que le ofrecimos- le contó mientras le señalaba la puerta de la oficina.
Ese cliente en particular no le agradaba a Elaia porque a pesar de que su despacho se estaba encargando de su proceso de divorcio y todo lo relacionado, el no dejaba de invitarla a tomar café, al cine, incluso a caminar.
Entró a su oficina y estaba sentado con las piernas cruzadas y un brazo sobre su escritorio, vestido con un traje azul marino, camisa negra y corbata azul cobalto, era muy atractivo apenas tenía treinta y un años pero su personalidad era horrible.
-Buenas tardes Sr. Becquer una disculpa por hacerlo esperar, ya tengo aquí el convenio sobre la repartición de bienes con los cambios que se acordaron en la sesión pasada, la señora Betancourt ya firmó sólo es necesario que los firme usted, para poder proseguir con el tramite y estaría pendiente la ratificación ante el juez para que todo concluya-le explicó mientras sacaba del cajón de su escritorio las copias del convenio para que pudiera firmarla, sin darle tiempo para discutir y por fin pudiera librarse de tratar con él.
-Perfecto ¿cuanto tiempo tardará entonces para que concluya completamente? - preguntó sin mirar a Elaia lo cual era buena señal supuso significaba que por fin se había rendido.
-Entre dos o tres semanas dependiendo de cuánto trabajo tenga el juzgado, de cualquier manera ellos nos notificarán para que pueda recoger la papelería, se lo haré saber tan pronto tenga la información-dijo sonriendo al imaginarse así misma libre al fin de aquel hombre.
-Supongo que cuando por fin terminé, le invitaré un trago para celebrar mi libertad y toda su ayuda - y entonces mirándola fijamente sonrió, luego recorrío su cuerpo con sus ojos grises.
-Sabe que está prohibido relacionarse con los clientes de esa forma-tratando de zafarse nuevamente de una invitación.
-Querida cuando todo el trámite concluya ya no seré tu cliente- le entrego los papeles ya firmados. - Te traje algo- saco una pequeña caja de su bolsillo delantero poniendola en la mesa- es de mi último viaje a París.
-No puedo aceptarla, pero muchas gracias por el gesto- moviendola hacía el.
-Son sólo chocolates no es la gran cosa y no voy a irme hasta que no la aceptes así que tómala- tomó su mano y puso la caja en ella.
-Muy bien Sr. Becquer muchas gracias por el regalo y le avisaré en cuánto todo este listo-dijo ella esforzándose al máximo por sonreír.
-Vamos linda dime David así me haces sentir demasiado viejo- y se acomodó en la silla dónde estaba.
-Creo que prefiero mantener todo lo más profesional posible Sr. Becquer y si no tiene algún otro asunto que discutir, yo me comunicaré con usted cuando este terminado todo para que vayamos al juzgado. Ahora necesito comunicarme con algunos clientes si me permite- Elaia se sento y tomó el teléfono fijo.
-Creo que ahora si voy aceptar la bebida que me ofrecieron cuando llegué, dile a tu jefa que necesito discutir los honorarios que habíamos acordado, esperaré a terminar mi bebida para hablar con ella- sonrió maliciosamente.
Y así por décima vez estaba presionandola con su pago para reclamar atención más allá de lo profesional.
Se levantó de su asiento y fue a buscar la bebida para su cliente, en la cocina estaba su jefa por lo cual ya no tuvo que buscarla.
-Evie el señor Becquer quiere hablar contigo sobre los honorarios, dice que irá a tu oficina cuándo terminé su bebida- comento Elaia mientras sacaba una taza de té y preparaba un poco de whisky con té qué era la bebida preferida de su cliente.
-Entonces no se ha ido todavía- suspiró profundamente decepcionada.-Mandame un mensaje en cuánto termine para estar lista ¿de acuerdo? - su jefa salio de la cocina con su taza de café recién hecho a menudo se preguntaba como podía beber algo tan caliente en verano.
Volvió a su oficina y le entregó la bebida al hombre que estaba revisando en ese momento su celular, la verdad es que ese traje azul hacía que su cuerpo se viera a un mejor, resaltaba sus ojos, su piel clara cualquiera que no supiera su manera de actuar caería fácilmente a los encantos de ese cuerpo bien formado.
-Su bebida señor- volvió a sentarse y comenzó a trabajar, estaba buscando algunos archivos en su laptop cuando él se levantó y cerro la puerta, lo cuál la asustó pero se sintió aliviada al darse cuenta que no había puesto el seguro.
-Elaia tengo que decirte esa blusa le queda perfecta a tus pechos aunque te verías mejor sin ella- comento mientras se sentaba tranquilamente y bebía un poco más de té- sabes mi color preferido es el azul.
-Señor eso es completamente inapropiado le pido que salga de mi oficina y termine su bebida en la recepción- señalando la puerta.
-De acuerdo sólo digo que hoy te ves especialmente apetecible, pero ya me voy linda sabes que me encanta hacerte rabiar-tomó su taza y antes de salir le guiño un ojo. Apenas tuvo tiempo de enojarse pues sonó su teléfono y contestó sin verificar quien llamaba primero:
-Hola dijo Alí que viniste hoy, sabes que te extraño verdad, podrías dejar de fingir que tú no
-Hola Alex, Alí no debió decirte que me vio yo realmente solo pasaba por ahí.
-Hablando de eso cuántas veces te he dicho que no deberias caminar en la tarde es peligroso el sol de verano, toma un rehidratante por favor
-Alex basta ya no necesitas cuidarme para por favor
-Ely solo dime ¿porque no puedes aceptar mi propuesta? ¿ porque estás alejándome de esta forma? sabes lo que siento ¿que no me estás contando? Sabes que ya no me queda mucho tiempo aquí necesito que me digas lo que ocurre, yo sé que me amas.
-Lo siento estoy ocupada tengo mucho trabajo que hacer hablemos luego.
-Yo también estoy ocupado, sabes que tengo muchos pacientes pero nos estamos quedando sin tiempo Ely, pronto ya no abra un luego.
-Ya habias terminado las cosas de todas formas, no tiene caso continuar con esto
-Elaia por favor lo siento
-Yo también - y corto la llamada antes de que las lágrimas empezarán a caer.

De todo y nadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora