Con una mezcla de sorpresa y repulsión, Louis se dio cuenta de que lo que había encontrado era una trampa para aquellos que, como él, buscaban lo inusual. El joven exhibido era una víctima del comercio ilegal, una realidad que había sido ocultada tr...
Ese día, Louis se había sumergido tanto en su montaña de documentos que, si alguien le preguntara, juraría que sí, era posible ahogarse en un mar de papeles.
Tras semanas dedicadas casi exclusivamente a cuidar de Harry, el trabajo se había acumulado hasta el punto de desbordarlo. Ahora, encerrado en su oficina, intentaba recuperar el tiempo perdido: revisando casos, organizando reuniones y preparando documentos para la corte. La fatiga comenzaba a hacer mella en él.
Unos pasos suaves resonaron en la puerta antes de que una voz familiar lo llamara con dulzura.
—Lou...
Levantó la vista y lo encontró de pie en el umbral, mirándolo con una sonrisa tierna, aunque preocupada.
—¿Podemos pasar un rato juntos y ver una película? Te estás tensando demasiado.
Él suspiró, dejando caer el bolígrafo entre los papeles.
—No imaginas cuánto me gustaría, ángel, pero tengo que terminar esto cuanto antes —respondió, pasándose una mano por el cabello en un intento vano de aliviar la tensión—. Aunque, tengo una buena noticia para ti: la próxima semana nos iremos de vacaciones.
El rizado abrió los ojos con sorpresa antes de acercarse rápidamente y rodearlo con un cálido abrazo.
—Eso suena mucho mejor —murmuró contra su cuello, dejando un suave beso en su mejilla—. ¿Y cuál será el destino?
Louis alzó una ceja, fingiendo pensarlo.
—¿Qué te parecen las Bahamas? Un destino ideal para una... pareja.
Él lo miró con incredulidad, cruzándose de brazos antes de sonreír con aire travieso.
—¿Pareja? Vaya... entonces mejor te dejo trabajar.
—Ven aquí. Tengo tiempo de sobra para ti.
Lo acomodó sobre sus piernas con naturalidad, sintiendo cómo el cuerpo del rizado se amoldaba al suyo.
—Estos papeles deben ser terriblemente aburridos, ¿no? —preguntó él, fingiendo un puchero que lo hizo sonreír.
—Lo son, bastante —admitió con resignación.
Harry inclinó su cuerpo hacia él y dejó escapar un susurro cerca de su oído.
—Creo que tengo algo en mente que no te aburrirá para nada...