Con respiración pesada se encontraba entre sábanas, otra pesadilla más.
No recordaba, no tenía recuerdos de semanas atrás, tan sólo de días, contados, con sólo 5 dedos de una de sus manos. ¿Lo estaban envenenando? Su conciencia iba desapareciendo. La mujer con cabellos plateados seguía trayendo caldo a la habitación blanca en la que se encontraba, sus días consistían en un corto paseo por el parque, saludaba a sus amigos y de regreso a esa habitación que comenzaba a sacarlo de quicio. Por esa razón rasguñaba, pataleaba, golpeaba, aun así no conseguía más nada que ese líquido que lo ponía a dormir.
-Tienes un presente.
Parecía ser la primera vez que le dirigía la palabra, se veían todos los días, no hubo respuesta.
Tomó con ambas manos esa armónica con color opaco extrañado, no sabía cómo utilizarla más sus instintos le ordenaron, la llevase a sus labios, sopló, sopló. El sonido era agudo pero tranquilizante, podría convertirse en su actividad diaria. Aquella mujer se fue de la habitación con una sonrisa casi tenebrosa en sus labios marcada.
Los días pasaban, era desesperante, no dejaba de sonar, y sonar, y sonar, y sonar. Más violencia, caía rendido a horas más tempranas, él no entendía. Todos tenían cara de preocupación, aspiraban curiosidad ante su repentina actitud.
-¡Aleja eso de mí, quítalo, cállalo!
Con lágrimas en los ojos se refería, ya no daba paseos al parques, ¿acaso tuvo amigos alguna vez? No, no fue así.
-¡Lárguense!
La jeringa atravesó su brazo dejándolo inconsciente una vez más, no había ruido, no había armónica, no había caldo, no había mujer de cabellos plateados. Tan sólo era él en su mundo retorcido a base de agua que él mismo daba tarea de aceptar, de sus labios salían intensos sonidos agudos. Amaba la música, pero no podía tener instrumentos con él. Esa mujer de cabellos plateados había muerto según otros doctores, esa armónica descrita era la que le dedicaba a sus pacientes todas las tardes en el mismo pasillo que ella administraba, tan sólo había algo malo. No era sólo mala y rancia sopa de cafetería, era veneno puro haciendo su trabajo más fácil y sucio. Él estaba loco. Más esa armónica fue después encontrada bajo la cama del chico muerto, luego de comer caldo rancio que alguna persona le había brindado. Tal vez aceptar esa armónica en sueños no fue la mejor decisión a tomar.
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HARMONY
Historia CortaCon respiración pesada se encontraba entre sábanas, otra pesadilla más. No recordaba, no tenía recuerdos de semanas atrás, tan sólo de días, contados, con sólo 5 dedos de una de sus manos.