Y sonó el viento con el amargo pasar del perfume de las plantas y madera...
- Ahhh, hoy hace un día más que bueno verdad Jeremy? -exclamó con énfasis y ganas de que su compañero le prestase atención.
- Jmmm. -respondió Jeremy con un aire aburrido-.
- Tienes razón, si es que no sé para que hablo contigo.Así era la relación entre ambos hombres solitarios pero aún así bien acompañados de la seguridad del uno del otro, ámbos cansados de trabajar en post de alimento y objetos de madera sencillos
Kashi es un país en el cuál no hay guerra, no hay comercio, no hay absolutamente nada, excepto árboles y gente corpulenta por doquier. Todo estába echo de madera: casas, edificios, carreteras, esculturas... Es un estado gobernado por el Rey Sorbo III al cuál la gente amaba con todo su corazón por su forma de actuar y su carácter sencillo, justo lo que necesitaba la nación. Y en medio de toda aquella selva, habitaban en una casita de madera Zii (Tipo de madera de la ciudad de Kashi, la madera se evalúa según el orden alfabético además de añadirle dos "i") ridiculamente pequeña con dos hombres de mediana edad llamados Jeremy y Carlo.
De repente, entre los arbustos de ese pequeño claro, salió una mujer. Ambos hombres no se sorprendieron en lo absoluto porque ya habían vivido situaciones semejantes anteriormente (como por ejemplo niños del pueblo vecino intentando escabullirse con algo de comida que llevaban Carlo y Jeremy en sus sacos para almorzar) y ya nada les podía causar mucha sorpresa. Aquella mujer tenía una pinta asquerosa, llena de barro y lodo, con los ojos desorientados miró a los dos hombres.
- Emm... busca usted algo? -preguntó Carlo con un nudo en la garganta-(No estába acostumbrado a hablar con mujeres)
La mujer no respondió, estaba mirando a todas partes como si estuviese buscando algo. A Carlo se le hacía extraño el solo echo de observar a esa mujer que tenía la piel tan blanca y pálida como... no sabía como explicarlo, tan blanco... no sabía ninguna semejanza propia de Kashi, ya que había escuchado algún mito de que existía una tal ˋˋnieve''. Pero de momento lo relacionaría con un cornejo florida en flor.La mujer se inclinó a cuatro patas y siguió moviendo la cabeza de un lado a otro pero aún más bruscamente. Jeremy se estaba poniendo tenso.
-Joder tío, esto tiene una mala pinta de la hostia -dijo Jeremy muy nervioso-
Llamemos a alguien del pueblo, ellos sabrán que hacer, no como nosotros.
-Pero que dices, somos dos hombres que llevamos trabajando con los árboles desde... nacimiento?!
-Pero...
-A ver Jéremy, no te sobresaltes, es sólo una mujer. Tendrá alguna enfermedad grave y ya está, tan sólo hay que llevarla a nuestra casa y darle cualquier cosa para que se relaje y después ver si podemos hacer algo por ella.
-No por favor, ahora no me vengas con tus putas chorradas de médico. Joder! Que está too blanca la tía, es que no lo entiendes?! -gritó Jeremy más nervioso que nunca-La mujer blanca que se veía afectada por los gritos de aquellos hombres y empezó a rascarse los oídos con el pie derecho gimiendo como si fuese una cría de cerdo pero no apartaba su mirada extrañada de ambos hombres que discutían sobre que hacer con ella.
-A tomar por culo Carlo, yo me voy ha hacer algo útil para hacer algo para que ésta mujer se sienta mejor y ¡al menos no se muera en tus manos, médico de pacotilla! -dijo Jeremy con la cara roja-
Jéremy se fué corriendo a toda la velocidad que podía pero aún le costaba desplazarse en toda la maleza del bosque y la inclinación de la montaña no le ayudaba además de que era leñador y, como no, los leñadores trabajan con los brazos y no con las piernas a si que estaba MUY desentrenado en cuanto a las piernas se refiere. Pero en cuanto Jeremy emprendió la marcha la mujer hizo un gesto muy brusco con la cabeza para observar al joven musculoso correr.
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Parálisis
Ficción GeneralEn un planeta cuyo nombre, otorgado por sus habitanes, es Planeta Verde. En el hay diversos países... que al parecer hay "algo" mal y su población no está contenta y poco a poco se va dando cuenta de lo que está pasando en su entorno. Mientras todos...