Amor

Me gustaba Taemin (II)

No entiendes nada, aunque sientes la conexión

La emoción que manda el corazón y te regala alas

Hasta la fecha siempre había tenido planeado un mañana, en realidad no sé qué hice de lo que sería un camino recto y planeado. Sin embargo, desde la noche de la fiesta de beneficencia, no he parado de pensar en Taemin, trato de imaginarme lo hermoso que sería ahora mayor, quisiera pensar que dejó el guettho donde vivíamos para tener una vida más holgada, me gusta pensar que ahora Taemin está feliz cumpliendo sus sueños de ser un artista. Hay muchas preguntas que me rondan la cabeza y a las que aún no encuentro la respuesta: ¿hacia dónde anduvimos sin buscarnos? ¿Por qué a mí pesar tuve que borrar esos días en los que fui tan feliz? Supongo que Taemin se habría vuelto una maldición mucho más grande de lo que ahora es, quizá si hubiera continuado aferrado a su recuerdo y a encontrarlo no habría hecho lo que ahora tengo. Por las noches me despierto al eco de su risa y después no puedo dormir por solo pensar en él, se ha vuelto una obsesión y es que tengo la corazonada de que está cerca, más cerca que nunca y tengo ansias por encontrarlo.

En el tiempo que ha transcurrido, tuve algunas reuniones con el señor Jung, estoy a punto de firmar el contrato de publicidad, será la primera empresa grande que voy a promocionar y no estoy seguro de por dónde comenzar. El señor Jung es estricto, demasiado perfeccionista, incluso mucho más que yo, hasta el momento no ha dado demasiadas ideas para el promocional que tienen mente y eso me descoloca pues con Taemin rondando mi cabeza me es difícil concentrarme, de hecho, es casi imposible. Voy a tener que trabajar con el chico que le acompañaba en aquella fiesta, me he enterado que se llama Francesco y es nieto del señor Jung y por ende el heredero del emporio. Al señor Jung no le gusta demasiado mencionarlo pues Francesco no lleva el apellido Jung sino Lee y tampoco es el mayor, pero es al único al que le interesó el negocio. Es un chico dulce y agradable, amante de los dulces y del baile. Espero que me ayude a no pensar en Taemin y enfocarme al trabajo.

Llevo un mes trabajando con Francesco y me fascina su compañía, él es muy educado y culto, pero a la vez es muy sencillo; contrario a lo que la mayoría de la gente de negocios hace, nosotros preferimos reunirnos en un lugar tranquilo, sin todo el bullicio de la gente adinerada, habitualmente usamos una cafebrería atendida por la dueña, una mujer de mediana edad que, sin necesidad de solicitarlo, nos lleva café cuando nuestras tazas se han vaciado. Francesco come constantemente cheesecake de moras y sonríe de tal manera cuando lo prueba que me hace olvidar por completo de mi obsesión con mi amor de infancia. Para hoy decidimos reunirnos en un parque a las afueras de la ciudad, él lleva emparedados y yo vino, claro, vamos a trabajar, pero eso no impide que nos divirtamos un poco. Hoy daré un paso pequeño, hoy acepté que Francesco llama mi atención de forma diferente a los demás, creo que me gusta, creo que comienzo a sentir cosas por él; lo he aceptado porque hoy al pasar junto a una floristería y ver un ramo de flores, no pude evitar pensar en él y su hermoso rostro iluminado cuando lo tenga en sus manos, lo compré sin pensar, como si fuera un impulso incontrolable

He decidido también llamar a un investigador privado para que me guíe hasta Taemin, para que pueda verlo y cerrar ese ciclo y poder continuar mi vida. No hay demasiado para comenzar, sólo el barrio donde vivíamos, el número y color de casa y su nombre "Lee Taemin". El investigador es claro "¿Sabes cuántos Lee Taemin existen en el mundo?" No debo pero quiero aferrarme a la idea de que no es imposible encontrarlo, cueste lo que cueste, le pese a quien le pese, quiero encontrarlo para poder despedirme como se debe, olvidarlo y ser feliz al lado de alguien más, no sé tal vez pueda ser Francesco; cada vez somos más cercanos, cada vez pienso más en él pero duele cuando recuerdo a Taemin, ambos están enfrascados en una batalla constante y es extraño porque Taemin sólo es un rostro de niño, a veces me siento como un pedófilo o algo similar... Cuando llegué a la cita con Francesco, todo se me borró de la mente, él tiene ese don de envolverme en una pequeña pero hermosa burbuja de felicidad, de sonrisas.