Obsesión -Madara Uchiha

Capitulo 1: una vida normal

Era un viernes por la tarde. Me encontraba frente a un centro educadivo. Veía a todos los alumnos de esta abordar sus respectivos buses con equipaje para tres días fuera de casa. Pues, acamparán durante todo el fin de semana.

—¿Segura que puedes quedarte sola? —preguntó una voz varonil. La emitía un muchacho joven. Un adolecente.

—Claro que si —respondí alegre— solo serán tres días, pasala bien con tus amigos. Por eso irás, aparte que es cierre del ciclo escolar.

El adolecente suspiró— lo sé, es que me preocupas mujer —dijo con una voz algo burlista mientras colocaba una mochila en su espalda y levantaba otro maletín de viaje con su mano derecha.

Reí leve ante su comentario— Tonto hermano menor... —posé mi mano en la cabeza de el adolecente solo para revolverle un poco el cabello. Lo cual era extraño, ya que él es un poco más alto que yo.

Él sonrió levemente para luego caminar hacia el bus en el que viajaría. Yo solo lo veía alejarse poco a poco.

—¡Cuidate mucho! ¡Te espero el lunes tenshi!

—¡Claro! ¡Ni te preocupes por mi! —contestó el mencionado sin dirijirme la mirada, solo se despedía con su mano izquierda alzada, moviendola de un lado a otro en señal de un "hasta pronto".

Me quede en el centro educativo hasta que el bus de mi hermano se fué. Luego de que el transporte escolar desapareciera de mi vista caminé fuera del establecimiento para dirigirme a una comisaría policial. Ya estando dentro me topé con mis compañeros de trabajo.

—Que bueno que llegas Abby —dijo uno de ellos, él ya portaba su uniforme y era el más alto de mis 3 compañeros de equipo, y conmigo, somos un total de cuatro.

-—El jefe te esta buscando, dice que tiene algo muy importante que decirte —comentó la única mujer que se encontraba entre aquellos hombres.

Bufé ante la información de mi compañera— ¿a mi? Vaya... Apenas vengo y ya tengo oficio... Genial ¿no? —mi voz sonó sarcástica ante lo ultimo dicho, ya estoy lo suficientemente cansada como para empezar a trabajar en turno nocturno.

—Esa es tu suerte —dijo el otro hombre, que hasta ahora abrió la boca. Y sus comentarios aveces me sacan de quicio.

Suspiré con fastidio— supongo que si —comenzé a caminar en dirección a la oficina de mi jefe- ¡los veo después chicos...! —
fue lo último que mencione antes de desaparecer de su vista.

«...»

Ya me encontraba frente frente a la oficina, nerviosa y hasta las manos me empezaban a a sudar.

¿Qué necesita el jefe de mi? ¿Acaso no estoy cumpliendo bien mi trabajo? No lo sé...

Respiré hondo y por fin me digne a tocar la puerta, solo recíbi un "pase" como respuesta.

—¿Me llamaba jefe? —hablé con una voz amable y cortés. Pues obviamente es mi jefe, aparte de eso, le tengo mucho respeto.

El estaba de pie dandome la espalda y viendo por la única gran ventana de la oficina.

—Si, te eh mandado a llamar para informarte acerca de tu pareja. En efecto es uno de los mayores narcotraficantes del país. Buen trabajo al hacerte pasar por su novia —el tono de voz que usaba el mayor era alegre, al menos asi lo escuchaba yo— este sistema del agente encubierto funciona bien.