Querida Libreta... [Fell!Goth.]

C u a r e n t a y o c h o

|[Este será un capítulo dónde Fell!Goth no escribirá a su libreta, sino que se mostrará lo que hace.]|

Iba saliendo del hogar que compartía con sus amigas. Ambas eran pareja desde hace tiempo, lo cual lo hacía sentir miserablemente solo, y sin contar el hecho de que sus padres se habían separado, y el no debía interferir.

Cerró la puerta con cuidado, y salió, recién amanecía. Avanzó por Snowdin, y el bosque, estaba cubierto de nieve, pero esto no le afectaba, quería ir a un lugar dónde estuviera sólo, el ya era mayor, nadie le podía decir que no.

Detuvo su andar por unos segundos en el momento en el cual dos puertas moradas inmensas se presentaban ante sus ojos.

Avanzó con más rapidez, tardando pocos segundos en estar en frente de la puerta. Apoyó su espalda en esta, y se sentó en el suelo.

—Toc toc.— Dijo simulando el sonido con su voz.

—¿Quién es?— Se escuchó un voz tan fría cómo la nieve del otro lado. Se sorprendió al recibir respuesta, no esperaba que la mujer estuviera despierta tan temprano.

—De seguro esto...— Dicho esto, dirigió su mirada a los árboles, y sonrió con cierta melancolía.

—¿"De seguro esto" qué?— Se volvió a escuchar del otro lado.

—De seguro esto es lo más patético que he hecho en mi vida aparte de hablar con una libreta esperando respuesta.—

Hubo un corto silencio, y por primera vez en su vida, escuchó un tono maternal con verdadera preocupación. —…¿Qué?—

—¿Por qué el patético esqueleto vino a hablar con la mujer tras la puerta?—

—...— hubo un corto silencio nuevamente. —¿Por qué?—

—Porque se sentía malditamente huesolo...—

—Goth... ¿Que te ocurrió?—

—Nada... Sólo eran chistes...—

—Goth, sabes que puedes confiar en mi.—

—Lo sé, pero creo que aún no quiero contarlo... A nadie...—

—Lo entiendo...—

—Bueno, ya debo irme o mis amigas se preocuparan.—

—Antes de que te vayas... Goth, no todos quieren dañarte. Hay personas malas, pero no todas lo son.—

Goth rió un poco, y habló.

—No puedo creer que hay personas que no quieren dañarme cuando la persona que se supone que debía quererme. La primera persona que conocí, me intentó dañar hasta hacerme considerar matarme a mi mismo.—