🔽WEAK🔽PAPERHAT ONE SHOT

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En la enorme y fría habitación, se escuchaba el tic tac del viejo reloj cucú.

Las agujas de bronce marcaban las dos de la mañana.

El pajarito rosado salió de su prisión de madera a saludar a quién yacía en la cama agitando sus alitas en lo que parecía un fallido intento de escape.

¡Cucu, cucu!

Nadie contestó y el ave rosa volvió a encerrarse hasta la próxima hora.

Las sábanas le parecían a Black Hat tan molestas. Se enredaban en sus piernas y torso casi evitando que el de piel oscura siguiera con sus movimientos pues no había dejado de moverse desde la hora en la que se acostó; por más que lo intentaban, no podían.

Al final Black decidió por quitárselas de encima de un movimiento innecesariamente brusco acompañado de un bufido.

Se talló los ojos con sus manos, respiró profundo para después quedarse viendo un punto fijo en el techo.

Las arañas aplastadas nunca le habían parecido tan interesantes.

Se concentró en sus alrededores, en el sutil sonido del reloj, en la niebla que se asomaba por su ventana, en el olor a tinta que llegaba de su escritorio y en el calor que emanaba de su cuerpo.

Llevó las manos a sus mejillas para confirmar lo esperado:

Estaban calientes.

Y mucho.

Sabía que algo andaba mal con él desde hace algunos días, pero ya no lo aguantaba más.

Se levantó y con un chasquido de sus dedos su conjunto de siempre ya estaba cubriendo su cuerpo, aunque se había quitado el abrigo y arremangado las mangas

Necesitaba, aunque ni el mismo se lo creyera, ayuda.

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La puerta del laboratorio fue abierta dejando ver al científico que dormía sobre la mesa de trabajo con su bolsa húmeda por la saliva que caía de su boca.

Flug trabajaba arduamente creando "malvados" inventos que después eran vendidos a otros villanos. Hacían comerciales para promocionarlos, en conjunto con sus otros compañeros, (aunque según otros villanos, estos parecían más un mal chiste que una organización malvada)

Lo característico de los inventos de Flug eran que, casi siempre, algo salía mal.

Explotaban, incendiaban, hacían que todo un cuarto flotara o simplemente no funcionaban sembrando la cólera en Black Hat y la tristeza en Flug por no poder hacer nada bien.

-¡Doctor! -lo llamó Black haciendo que el de la bolsa tan solo balbuceara entre sueños un: "Helado de pan por favor"

El ensombrerado volteó los ojos, encendió la tenue luz y se acercó con paso intimidante.

Algo lo detuvo a centímetros de su trabajador.

Su postura no era pero para nada de cómoda -poco se podía hacer en una mesa -, recostado sobre todos su papeles con un lápiz en una mano perforando una de las hojas blancas, su boca se podía ver sólo un poco y sus mejillas aplastadas le daban un toque adorable.

«Se ve tan... lindo... e inocente. Aún con esa cochinada de bolsa »

Acercó una mano a su mejilla cubierta por el papel y una sonrisa se asomó tímida en sus labios; y tan rápido como apareció, esta, desapareció.