Dos Almas al encuentro

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Del brazo del Jack caminó con calma hacía la gran puerta del castillo, en el pequeño trayecto se dio el placer de admirar las rosas de colores suaves que adornan con tranquilidad los alrededores de la infraestructura, al llegar a la entrada dos guardias saludaron al más longevo, éste asintió amablemente en respuesta, Arthur imitó con pena la acción esperando que las puertas fueron abiertas de par en par para que ambos entraran.

El menor se soltó del brazo del Jack para admirar asombrado los colores, adornos y detalles que cubrían el recibidor, estaba tan admirado que comenzó a murmurar sobre la mezcla de colores, las luces y detalles que podía observar. El Jack soltó una ligera risa que fue escuchada por el rubio, quien bajo la cabeza apenado y con el rostro color carmín.

—Tú reacción fue muy similar al chico que recibió la marca del Rey.-Con calma el castaño se acercó a Arthur, colocó su mano en la espalda del otro para así guiarlo hacia la puerta de la derecha: ésta era de caoba negra con grabados del símbolo de picas que coronaba con gran belleza el "árbol de la ciencia."—Aquí revisarán si la marca de la Reina es genuina.

Asintió comprendiendo la situación, después de todo en sus clases se le había contado del proceso por el que se pasa al recibir la marca de picas, aunque claro, el jamás se esperó que esa información le sería necesaria. Observó su alrededor, un laboratorio gigante lleno de la mejor tecnología del reino.

Trabajando arduamente se encontraban científicos, historiadores, analistas, y muchos más eruditos que se encargaban de hacer que la ciencia de picas fuera la mejor de los cuatro reinos, el Jack llamó la atención de todos sólo con un ligero carraspeo; inmediatamente los presentes quedaron quietos y dirigieron su mirada hacia la entrada, Arthur comenzaba a sentirse intranquilo al estar siendo observado por todos.

—Annie, María. - Ante el llamado del decano avanzaron dos chicas con el uniforme de los científicos de picas, éstas se presentaron con una ligera inclinación hacia ambos.—Por favor guíen al joven Kirkland a las pruebas que debe realizarse.

—Como usted ordene.-Las mujeres asintieron e hicieron una señal a Arthur para que las siguiera, éste con un ligero nerviosismo se encaminó tras ellas. —Por aquí, joven.

—No esté nervioso, joven Kirkland.-La más baja, quien se presentó como María, le sonrió con calma dándole confianza al rubio. —Es como una revisión de salud rutinaria.

—Lo único diferente es que se centrarán en su marca.-La más alta, llamada Annie, le guiñó un ojo en señal de confianza, esto lo hizo sonreír un poco. —Primera parada. Debe colocarse una bata, y esperar un poco en la habitación, el doctor Dylan es el encargado de revisar la veracidad de las marcas.

Se despidió de las amables chicas e hizo lo indicado, se colocó la bata de color blanco y se sentó en la habitación a esperar, en poco tiempo un joven un poco mayor que él apareció.

Las pruebas duraron alrededor de una hora, pero gracias a la amabilidad y gran conversación que tuvo con el doctor Dylan fue que el tiempo se le fue volando, cuando menos lo notó las chicas de antes volvieron a su lado trayendo consigo la ropa para que se vistiese, y una vez vestido fue encaminado a la salida de la "sala de ciencias" hasta llegar a la habitación donde el Jack lo esperaba con una sonrisa.

—Mi instinto no se ha equivocado.-El aristócrata se acercó para dar una elegante reverencia, para después sonreír con calma y entregarle en sus manos diversas prendas pulcramente dobladas y almidonadas. — Bienvenido seas Arthur Kirkland, nueva Reina del País de Spades.

Arthur comenzó a sentir como si el suelo a sus pies se convertía en un gran barranco en el cual estaba a punto de caer; un paso en falso y la caída sería dura y eterna. Respiró y concentró todo sus revueltos pensamientos en uno solo: ser un Kirkland y salir adelante.

Almas gemelas (UsUk)/cardverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora