Snape Folla Otra Vez

Capitulo 3

Severus leyó dos revistas más y luego se levantó, cogiendo su taza y platillo y se dirigió a la cocina. Oyó un ruido que no reconoció y abrió la puerta en silencio, deseando ver lo que la bruja estaba haciendo. Sus ojos negros brillaron mientras miraba a Hermione, arrodillándose en el suelo, fregándolo con un cepillo, tenía su cuerpo sudando por los esfuerzos, su voz jadeando en el aire y sus pechos balanceándose rítmicamente. Severus pudo ver claramente los labios de su vulva, cubiertos de suave castaño, escondiendo su premio dentro.

El mago consiguió una erección al instante mientras la bruja trabajaba, sin darse cuenta de su presencia. En silencio colocó su taza y platillo sobre la mesa, se agachó y se arrastró detrás de la bruja, moviéndose sobre sus manos y las bolas de sus pies. Se bajó sus boxers, luego dejó lentamente dejo a sus rodillas golpear el suelo, agarrando su miembro hinchado en una mano. Severus se dirigió hacia la desprevenida Hermione, y de repente envolvió un brazo alrededor de su cintura y entró en ella, presionando sus lomos contra sus nalgas mientras él se deslizaba hacia el empuñadura... no demasiado fuerte, sólo rápidamente mientras se acurrucaba alrededor de ella. Hermione gritó ante la súbita penetración mientras el mago gimió, una delgada sonrisa en su rostro mientras sus ojos se cerraban con placer por un momento.

"Oh, Dioses, Severus, ¿qué crees que estás haciendo?"-gritó ella con voz entrecortada mientras el mago entraba y salía de ella.

Los ojos del mago volvieron a abrirse.

"Ahora disfruta, fregando" -siseó, inclinándose sobre ella, con el antebrazo envuelto firmemente alrededor de su cintura mientras se encorvaba contra su cuerpo, que estaba lubricando muy bien.

¿Quería que ella lavara el piso mientras él la follaba? Dioses, el hombre era retorcido. Él estaba enfermo. Sexualmente desviado.

Pero maldita sea, se sentía bien.

Hermione le sintió retirar su brazo y enderezarse, sus manos ahora agarraban su cintura tirando de su espalda sobre él, golpeando fondo con un poco más de poder. Un dolor penetrante comenzó a crecer, su corazón se aferraba a él.

"Sigue frotando, bruja," respiró, acariciándola con fuerza.

Hermione sacudió el cubo con el cepillo y comenzó a fregar el suelo otra vez, su cuerpo sacudiendo ambos de sus esfuerzos y el Maestro de Pociones rebotando en su interior. El fregado hizo que su cuerpo se moviera de lado a lado un poco, cambiando el ángulo de su manga bajo el golpe de Severus, el mago siseaba de placer mientras aceleraba.

"Frota más duro, cubre más área de suelo", le ordenó Snape desgarrando la bruja que estaba gritando ahora, pero ella tuvo que mostrar obediencia, estiró el brazo para llegar cada vez más lejos en un arco, su cuerpo se retorcía según lo hacía, Severus le montaba firmemente, gimiendo de placer mientras la veía tratando de trabajar. Oh, esto fue bueno. Finalmente la golpeó con tanta fuerza que se derrumbó en el suelo. El mago no se detuvo; continuó acariciándola mientras ella estaba inclinada y chillando, deslizando su cuerpo hacia delante a través de la espuma, mirando el pequeño arco de sus correas de delantal atadas alrededor de su espalda.

-Sí -gruñó él, saltando de las nalgas de Hermione mientras deslizaba por el reluciente suelo, sintiendo a su vástago hundiéndose hambriento entre sus rosados muslos una y otra vez, el Maestro de Pociones apoyándose sobre sus manos para llenarla del todo.

De repente, el mago la volteó. Espuma y agua se agarraban a los pechos, vientre y muslos de la bruja. Lanzó el delantal empapado y la levantó las piernas, volviendo a golpear su núcleo caliente y apretado, haciendo muecas de placer. Incluso su sombrero de sirvienta estaba húmedo, y el cepillo para limpiar aún estaba sujeto en su mano. Hermione tenía los ojos cerrados y ella gritaba como un gato con la cola atrapada en una puerta.