Hilo rojo

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A veces creo que la vieja historia sobre el hilo rojo del destino que nos mantiene atados de por vida a otra persona es una vil y completa mentira. Eso, o quizá mí hilo rojo se haya roto desde hacia tiempo, porque desde que tengo memoria he sido todo un fracaso en lo que a las artes del amor se refiere y a estas alturas de mi vida comienzo a creer que en este vasto e inmenso mundo no hay alguien que este dispuesta a amarme; Suena dramático y completamente exagerado, tal vez lo sea, pero cuando tienes 18 años y en tu vida no has besado a ninguna chica y tampoco has experimentado la alegría del amor correspondido, se llega a conclusiones tan trágicas.

Cualquier persona que obviamente no sea yo, pensaría que estoy cayendo en conclusiones apresuradas y que es probable que...

  — ¡Matias, por el amor de dios, quisiera prestar algo de atención!—. Soltó de repente mi profesora de Historia del Arte, asesinando mis pensamientos. Cabe recalcar que me encuentro en la escuela.

  —  Cl-claro—. Respondí bastante apenado—. Lo siento, de verdad, me distraje un segundo y yo...

  — ¡Nada de eso, Matias! Una cosa es tener una ligera distracción y otra muy distinta es acomodarse a dormir en su asiento durante mis clases. Tiene un decimo menos para esta evaluación y por favor ¿podría quitarse esos audífonos por una vez para variar?—. Sentenció la señorita Lawrence con una mirada fulminante, cosa que no paso desapercibida para mis compañeros de clase. Risas, murmullos y señalamientos eran lo que devenía en estos casos, y no me extrañaba realmente, llamar la atención de alguna forma durante una asignatura tan compleja como lo es historia, atraía al circo juvenil del aula, en estos momentos, lo único que podía hacer, era mantener la cabeza baja y al mismo tiempo procedí a retirarme mis audífonos y los guardé en mi desgastada mochila, todo, bajo la opresora mirada de la profesora. Una vez que hube dejado de ser el centro de atención, continuo la clase.

Estaba tan ensimismado en mis pensamientos de hace un rato que no vi venir semejante regaño, además de llamar la atención—Cosa que no es nada grata— Acababa de perder algo fundamental para sobrevivir al resto de la clase; La música. Ser estudiante de Artes, es algo complicado y si eres Matias lo es elevado al cuadrado, por eso mismo, necesito una dosis diaria de acompañamiento musical para subsistir o de lo contrario voy a colapsar. Afortunadamente esta era la penúltima clase antes de ir a casa, cosa que, resultó grata. Con la advertencia de la profesora encima permanecí en silencio como habitualmente ocurre, pero con la vista al frente, ladeando la cabeza cuando me parecía oportuno y observando a la pizarra eventualmente. Luego de casi 2 horas de medianamente prestar atención, era el fin de la clase.

  — ...ecesito que realicen una investiguen en relación al impresionismo para la siguiente sesión, ya que será el tema de discusión de la siguiente clase, asimismo les recuerdo que si no vienen nutridos de una carga importante de información, es mejor que no se presente. Pueden retirarse, jovenes —. Dijo la profesora dando final a la tortuosa clase e inmediatamente procedí a levantar mis cosas del asiento y partir a la siguiente y última escala del día.

Salí del salón dispuesto a fumar un cigarrillo en las afueras de la universidad y posteriormente retornar a la última clase de esta segunda semana en la gloriosa, pesada y alarmante, universidad, me encaminé a los pasillos y posteriormente a la salida del edificio de Artes, posteriormente busqué un lugar solitario, metí la mano en mi bolsillo y ¡bingo! Di con el cigarro. No es bueno llenarme los pulmones de tabaco, lo sé, pero cuando eres yo, no hay opción.

Una, dos, tres caladas, mente despejada y abierta. Estaba casi listo para retornar a la monotonía de mi nueva vida escolar y de repente recordé una cosa de suma importancia, música. Pese a que traer audífonos puestos me había causado un problema hace poco...

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⏰ Last updated: Jan 08, 2018 ⏰

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Atado a un cometa.Where stories live. Discover now