- ¿Por qué estás haciendo esto, Abby? ¿Por qué...? – Una bofetada, de parte de la que creía, era la mejor amiga de su esposa, lo hizo callar. Recordaba salir de la estación de policía, con la dirección de Abby, una vez allí, se había dado cuenta de que Monique vivía unas puertas más atrás. Había pensado la enorme coincidencia que aquello era y había tocado el timbre de la casa, de la que su esposa consideraba su mejor amiga. Abby había abierto casi inmediatamente y cuando Ruggero la comenzó a atacar con preguntas sobre Karol ,pudo observar lo pálida que se ponía, y luego, en un instante algo lo había golpeado, bastante fuerte en la cabeza.
Había ido a la casa de Abby, para que esta le dijera donde estaba su esposa y sí que había resultado, claro que, ambos estaban atados ahora y no tenía ni idea de cómo hacer para ayudarla y ayudarse, a salir de ello. Abby se le acerco de nuevo y le dio otra bofetada, estaba vez con el dorso de la mano. Escucho el jadeo de su esposa y la risita de su amiga. Sacudió un poco la cabeza y levanto la mirada.
Que Abby lo golpeara todo lo que quisiera, él tenía que encontrar la forma de sacar a Karol de allí. Sí que ella lo golpeara la distraía, bienvenidos fueran los golpes. Abby levanto la mano esta vez hecha un puño y justo cuando iba a impactar en su cara, su esposa grito. – ¡No lo golpees! ¿Por qué estás haciendo esto, Abby, porque? – Las lágrimas le recorrían las mejillas, Ruggero quiso poder hacer algo para evitarle ese dolor, pero no sabía que.
- ¿Por qué estoy haciendo esto?... porque todo es su culpa – Su amiga señalo a su esposo, con el dedo. No entendía a que se refería. ¿De que culpaba Abby a Ruggero? – Si no fuera por él, tu serias feliz, yo sería feliz. – Se acercó de nuevo a Ruggero y le dio un golpe, esta vez en el estómago. Karol jadeo, mientras Ruggero gemía por un poco de aire. – Él se interpuso en mi camino. – Levanto la mano y lo abofeteo otra vez.
- ¿De que estas hablando? ¿Cuándo...? – Su rostro estaba rojo por las bofetadas y un hilillo de sangre le recorría la barbilla. - Yo no te he hecho nada. – Ruggero miro de nuevo a su esposa. Si lograra quitarse las cuerdas, podría someter a Abby y entonces liberar a Karol.
- Sí. ¡Te metiste en nuestra relación! – Los dos esposos, sacudieron sus cabezas con confusión, al mismo tiempo. De que se supone que hablaba. Abby se giró hacia Karol. – Tu y yo éramos inseparables, ¿recuerdas? Desde el primer día de inducción, fuimos las dos, para todo. A todas partes en todo momento en todas las clases. Y luego llego este... - Señalo a Ruggero con su dedo índice, y con una mueca de odio en su cara. – Con sus sonrisitas estúpidas, y sus regalitos baratos. Él me quito mi tiempo contigo. Dejamos de ser tu y yo, para que fueran, tú y el. - Karol miro a su amiga, confundida. Si, era cierto que cuando se había hecho novia de Ruggero, habían comenzado a pasar mucho tiempo juntos, reduciendo así el tiempo que pasaba con Abby, pero ¿solo por eso lo odiaba tanto? ¿Por qué, ya no pasan todo el tiempo juntas?
- ¿Estás haciendo todo esto, porque te quite tiempo con tu mejor amiga? Estas demente. – Una bofetada, que le volteo la cara y casi le fractura el cuello, lo hizo callar. Moviendo su mandíbula, de lado a lado para subsanar un poco el dolor, giro la cabeza para encontrarse con el rostro rojo y la expresión distorsionada de Abby.
- Tu... pequeña sabandija, miserable y poca cosa, no tienes ningún derecho a decirme que yo estoy loca. ¿Sabes, porque? Porque no soy yo, el que se casó completamente enamorado para serle infiel a su esposa, un tiempo después. – Ruggero abrió los ojos desmesuradamente y giro la cabeza para mirar a su esposa. - ¿Qué tienes que decir a eso, eh? -
- Yo... te lo iba a decir. Lo juro. Eso termino hace... - La calma en la voz de Karol, interrumpió su discurso.
- Lo sé. Abby no hizo esto sola. Monique la ayudo. – La cabeza de él, comenzó a girar. ¿Monique? – Fue ella, la que me trajo aquí. Y también me conto todo lo que había pasado. Desde el principio, hasta el final. Y el que tu, me ibas a decir todo. – Él esperaba ver rabia, resentimiento, odio, en la expresión de su esposa, pero no había nada de ello. Se veía... en paz. – Yo ya lo sabía, Ruggero. Hace un par de meses me entere. – Él abrió la boca, pero ningún sonido salió de esta. – Eso no importa, lo hablaremos luego. Y lo más importante. Yo ya te perdone. – Ruggero no podía creer su suerte. Sabía que aún tenían que hablar y todo, pero lo que él quería escuchar, antes que cualquier otra cosa, después del te amo, era que ella lo perdonaba. Respiro con algo de alivio, pero un ruido parecido a un rugido, lo hizo desviar la atención.
- No puedes perdonarlo, no puedes. – Abby se lanzó sobre Ruggero, haciendo que la silla cayera para atrás, mientras ella caída sentada sobre su abdomen. Con las manos cerradas en puños, comenzó a golpear su rostro. Una puerta se abrió, y Monique entro corriendo cuando vio a Abby atacar a Ruggero, como pudo la quito de encima de este, pero antes de que pudiera acercarse a él, para examinar sus golpes, tuvo que sostener a Abby, para que ella no le cayera a golpes de nuevo.
Abby comenzó a forcejear contra la rubia, gritando y gruñendo, como un animal rabioso. Karol observo la escena y luego dirigió la mirada a la silla en el piso, a la cual estaba amarrado su marido, no podía verle la cara, pero imagino los morados y la sangre por los golpes que había recibido. Temblando de rabia y de impotencia, le grito a Abby lo único que su mente pudo articular. - ¡¿Por qué haces esto?! – La respuesta fue un grito igual de agudo.
-¡Porque te amo!
ESTÁS LEYENDO
El infiel-Ruggarol
FanfictionElla lo ama. Él le es infiel Ella quiere venganza ¿Que sucede cuando no sale como lo planeas? Estan casados y todo parece ser perfecto. Entonces el le es infiel. Ella lo sabe, pero una vez que lo ve, el deseo de hacerlo sufrir tanto como ella sufre...