Capitulo 1 : PERMUTO

10 2 0
                                    


Obscuridad, muerte, dos cadáveres destrozados como si un animal carnívoro y despiadado los hubiese atacado, uno, una mujer de no más de treinta y tres años, embarazada y repartida en siete partes en la alfombra, el otro, un hombre de una edad similar o eso daba a entender, ya que con suerte se podía entender quera un ser humano, los dos en una sala ensangrentada desde el suelo hasta el techo. Allí, una pequeña niña, Sarah, que en un estado profundo de shock al presenciar cual cruenta escena, pregunta – ¿Papá? ¿Mamá? ¿Quién es usted? – preguntaba a una persona de negro, enorme, con un rostro tan pálido como la muerte que la miraba y le sonreía despectivamente.

-¿Pero mira a quien tenemos aquí? – le decía de una forma burlona – no puedo dejar que sigas viendo, pero no creas que te matare, no claro que no preciosura – le acaricia el rostro a Sarah, la que no se puede ni mover del terror – solo no se te ocurra ser una fisgona menos aun una entrometida o terminaras peor que tus padres – acto seguido de decirle eso, con su dedo pulgar, apretar tan fuerte el ojo de Sarah que lo termina por hacerlo explotar en una mezcla de fluidos – Témeme, Porque de seguro algún día me iras a encontrar, ¡Sarah!....

- ¡ALEJATE DE MI! – Grita mientras se levantaba de la cama en la que estaba, cuando se da cuenta que está en un lugar extraño, una clínica parecía ser, pero una clínica de alto nivel – ¿Dónde estoy? – Se pregunta mientras observa a su alrededor de tan bello cuarto.

- ¡Oh!, ya se ha despertado – Decía una nana que se asomaba por la puerta del cuarto – Apenas escuche los griteríos mija supe que se había despertado, ¿que soñó con fantasmas?, no se me preocupe, que bien, voy a avisarle al patrón para que la venga a ver – Raudamente cierra la puerta al marcharse.

- ¿De quién se tratara? – Piensa Sarah para sí misma – ¿Acaso será aquel tipo del cementerio?

- ¿Se puede entrar? – Una voz familiar preguntaba detrás de la puerta.

-S-si – respondía Sarah con cierta cautela. Entonces se abre la puerta y por el portal se afirma la identidad de aquella persona.

- Hola, ¿te sientes bien? ¿Niña? – Preguntaba aquel joven, pero solo recibía miradas temerosas por parte de ella – Esta bien, no hace falta que respondas. Me presento. Yo soy, hum, más bien, mi nombre es Marcos Ibarra y laboro como médico particular y biólogo para diferentes universidades. Como puedes estar apreciando, en estos momentos te encuentras en una de las habitaciones de mi clínica – Decía con cierto orgullo – Pero basta de hablar sobre mí, cuéntame de ti Sarah. ¿Algún familiar que pueda localizar para poder avisar sobre ti?

- No soy una niña – Susurraba entre dientes Sarah.

¿Qué dices? – Pregunta Marcos sin más – ¿Cómo es eso de que no eres una niña? Pero entonces ¿Cuántos años tienes? Y ¿Qué hacías esa noche allí cuando todo estaba cerrado?

- No es algo que te importe – Respondía impetuosamente Sarah

- Creo que estas en un error al afirmar eso, si fuese ese el caso, entonces, claramente tendrías la razón – Pregonaba Marcos – Pero para tu desgracia, estabas en un recinto privado en horarios no permitidos, lo cual de por si es un acto negligente, sin mencionar el estado lamentable de salud que tienes – Reprochaba Marcos a Sarah – Si no hubiese estado yo allí, quien sabe lo que te hubiese pasado niña.

Sarah agacha la mirada bajo la juzgadora expresión de Marcos.

- Y ¿Me vas a responder mis preguntas? ¿O tendré que llamar a las autoridades? – Pregunta Marcos

- Mi n-nombre es Sarah Reyes, Tengo 19 años y me escabullí por motivos personales – Le responde con una voz quebrada – Por favor no me pida decirle cuales fueron mis motivos, tan solo, tan solo le puedo decir eso.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Sep 12, 2017 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

El ángel de alas carmesíWhere stories live. Discover now