La casa está en total oscuridad, el aire corre por cada rincón con un desagradable olor a alcohol y suciedad.
Unos ronquidos suenan fuertemente rompiendo el silencio y la quietud de la casa, un hombre duerme tirado en el sofá mientras aún sostiene una botella en la mano con el poco líquido sobrante derramado sobre la sucia alfombra. El hombre tiene un aspecto desagradable y tosco además de la ropa sucia con restos de comida y manchas de alcohol en su camisa.
En un sofá más pequeño se encontraba una mujer con un aspecto igualmente desagradable y desaliñado con un embriagador olor a alcohol.
Ambos permanecen profundamente dormidos mientras producen unos ronquidos bastante escandalosos, para muchos podrían resultar molestos pero para Greta era como música para sus oídos, significaba que estaban dormidos y que por lo tanto podría bajar la guardia.
Le dolía todo el cuerpo, tuvo que morderse el labio para poder sentarse y no lanzar un gemido de dolor. Se aseguró de que sus hermanos estuvieran dormidos y comenzó a llorar, las lágrimas rodaron ardiendo por sus mejillas y se cubrió la boca con ambas para no gritar. El dolor que sentía en el cuerpo no se comparaba con el dolor que sentía en el interior.
Uno de sus hermanos abrió los ojos y se acercó a ella.
—¿Qué te pasa?— pregunta el pequeño niño de apenas cinco años.
—Nada— responde Greta limpiándose rápidamente las mejillas—. Vuelve a dormir.
—Pero estabas llorando, ¿Estas triste?— el pequeño niño la mira con grandes ojos curiosos—, ¿Es porque papá te pego?
El sólo echo de recordarlo provocaban que Greta quisiera derrumbarse y llorar desconsoladamente pero no podía hacerlo, tenía que mantenerse fuerte por sus hermanos, tan pequeños he incapaces de defenderse.
—No, claro que no— dice Greta con un débil intento de controlar el temblor en su voz.
—¿Te duele mucho?, te juro que le grite que no te golpeara pero no me escuchaba— el pequeño labio del niño comenzó a temblar y una lágrima callo por su mejilla.
—Shh
—Todo fue mi culpa— continúa el niño sin hacer caso a la protesta de su hermana—, si no hubiera derramado la leche en el suelo papá no se habría enojado.
—Tu no tienes la culpa de nada ya sabes como es papá si no era por eso hubiera buscado otra cosa por la cual enojarse— lo tranquiliza mientras le limpia dulcemente la mejilla húmeda.
—Pero te golpeó por defenderme, si no le hubieras gritado me habría golpeado a mi.
Lo recordaba muy bien, recordaba como el pequeño cargaba con dificultad el gran galón de leche he intentaba servir parte de este en un pequeño vaso, Greta que estaba lavando trastos sucios se secaba las manos para ayudar a su hermano a servir leche cuando escucho como callo estrepitosamente el galón derramando en el suelo toda la leche. Su padre que estaba en la sala viendo la televisión y bebiendo cerveza como de costumbre se levantó furioso y comenzó a gritarle al pequeño mientras se quitaba el cinturón listo para golpearlo.
El niño que ya estaba llorando comenzó a suplicarle que no lo golpeara mientras cubría inútilmente su rostro con sus pequeñas manos.
Greta que estaba muy atenta a lo que ocurría sabía que su padre lo golpearía, siempre lo hacía, con ella o cualquiera de sus hermanos. Pero no podía permitirlo, mientras ella estuviera presente jamás le pondría una mano a sus hermanos.
Todo sucedió tan rápido que no le dio tiempo de pensar en lo que estaba a punto de hacer sólo gritó en manera de protesta y lo siguiente fueron golpes y más gritos, además de dolor y el sonido de la piel siendo golpeada una y otra vez con el cuero del cinturón.
Su padre la golpeó una y otra vez sin piedad y nadie pudo evitarlo, no podía contar con su madre eso lo sabía y sus hermanos eran demasiado pequeños para intervenir así que no le quedó más que apretar los puños, retener las lágrimas y tratar de no gritar, no le daría esa satisfacción a su padre.
—Ya te dije que tu no tienes la culpa de nada— le repite a su hermano regresando sus pensamientos al presente—, además ambos sabemos que no soy precisamente su favorita— le dedica una sonrisa triste.
El pequeño le regresa la sonrisa y le da un beso en la mejilla.
—Te quiero— le susurra el niño.
—Yo también te quiero— le dice Greta mientras le da un fuerte abrazo—, pero ya es hora de dormir. Si papá nos oye hablar a estas horas se enojara muchísimo y ya tenemos bastante por ahora.
—De acuerdo pero debes dormir tu también— replica el niño.
—Si, si hazme un espacio en la cama.
El niño se recorre y Greta hace un gran esfuerzo por acostarse y no gritar, el dolor que siente en la espalda, brazos, piernas y estómago es insoportable y tiene que morderse el labio para no gritar.
Por fin después del gran esfuerzo se acuesta en la pequeña cama que tiene que compartir con sus dos hermanos en la cual tienen que apretarse para caber.
Greta abraza a su hermano como de costumbre y cierra los ojos.
Como era de esperarse no podía dormir, su cabeza estaba llena de emociones y pensamientos que la atormentaban además de el horrible dolor de su cuerpo.
Tenía un asqueroso sabor a bilis en la boca de tan sólo pensar en sus padres, los dos alcohólicos y drogadictos que no hacían más que golpear a sus hijos.
Planeó tantas veces el como escaparía de casa, en donde viviría, cualquier lugar era mejor que ese infierno. Quería irse, escapar, pero no podía siempre que se lo planteaba veía la cara de sus pequeños hermanos y algo la detenía, no podía dejarlos en esa casa, no podía abandonarlos y dejarlos con eso monstruos que los golpearían y no estaría ella para defenderlos.
Pero algo cambio esa noche al ver a aquel hombre con cinturón en mano a punto de golpear a un pequeño niño indefenso, ya no sentía miedo, no más, ahora sentía rencor y odio hacía aquel hombre, lo aborrecía y el echo de pensar que era su padre lo hacía odiarlo aún más. Lo odiaba a el y aquella mujer que decía ser su madre, la odiaba por dejar a su padre maltratarlos y no hacer nada al respecto, los odiaba a los dos.
Quería tomar a sus hermanos he irse lejos a donde no pudieran encontrarlos, pero no podía, no sabía a donde ir ni como podría mantenerlos. Sólo tenía 16 años y no sabía cómo una niña podría hacerse cargo de otros dos niños. Respiró hondo y se dijo que esperaría, aguantaría por ellos. Crecería, sería adulta y trabajaría para llevarlos lejos y darles todo lo que necesitaban y merecerían, lo haría todo por ellos. Siempre que estuviera furiosa con sus padres pensaría en ese futuro y respiratoria hondo.
Sólo tenía que esperar y aguantar.
![](https://img.wattpad.com/cover/70134375-288-k305684.jpg)