Capítulo 1

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-Maldición, me lo perderé.-Dije desesperado, eran las 10:48 y seguía en mi trabajo, tenía que terminar no sé cuanta cantidad de papeleo y si no terminaba a tiempo no tendría ni la menor idea de como iría a casa.

-¿Todo bien Tomlinson?

-Si, bien.

Claro, todo bien, solo que usted se irá a su casa en su lujoso auto. No, no le envidio, simplemente que yo tengo que irme a mi casa en un mugroso asiento del tren que lo unico que hace es congelarme el trasero. Y ahora ni eso, el último tren sale a las 11:45 y por su jodida culpa lo perderé. Todo esta perfecto.

-Excelente. Bueno ya me retiraré, quiero terminado todo esta noche.

-Claro jefe.

Esa última palabra la dije con tal desprecio que me valía si lo llegara a notar, si por mí fuera le gritaba cuanto lo odiaba, pero tenía que controlarme ya que necesitaba ese maldito empleo. No terminaría hoy, supongo que me tendré que quedar a dormir aquí, con un frío del demonio, bueno ya me falta menos de la mitad, con este paso acabaré en una hora, contando los veinte minutos que necesito para llegar a la estación del tren, cinco para comprar mi boleto y llegar a la estación, no lo lograré, necesitaría de un milagro

Estaba jodido, eran las 11:06, solo el guardia y yo estabamos en las oficinas, nunca creí que terminaría así, con un miserable sueldo haciendo algo que no me gustaba, escuchando solo el caminar del guardia mientras sacudía sus llaves y silbaba una canción.

It's time to afraid the truth. I will never be with you.

Cantaba de manera queda pero aun asi audible para mis oídos. Él no era grande a decir verdad, es más hasta podría ser de mi edad, un poco más grande, quizá unos 27. A diferencia del guardia matutino, él sí es guapo, alto, cabello castaño claro, ojos grises y un cuerpo atlético que me da envidia sólo con verlo.

-Louis...- dijo interrumpiendo mis pensamientos. ¿Desde cuándo me lo había quedado viendo? Moví mi cabeza de un lado a otro aclarando mi mente.

-¿Qué sucede?

-Nada, sólo que te habías quedado ido, ¿Te sientes bien?

-Sí, sólo estoy algo cansado, es mucho trabajo.-hice un ademán supongo que algo gracioso ya que se rió por unos segundos, cosa que me frustró más aunque le sonreí, él no era muy dado a mostrar alegría, por lo general siempre está con un semblante serio.

Giré la cabeza para ver el reloj 11:11, adiós camita.

-Pide un deseo- me dijo sonriendo.

-¿Perdón?

-11:11, pide un deseo- dijo algo obvio.

-Encontrar un tren.- ya sé, otra persona hubiera dicho terminar eso rápido pero yo sólo quería un tren ahí y ahora, cosa imposible. Matthew, el guardia, me volvió a sonreir. -Tienes una bonita sonrisa, ¿Por qué casi no sonríes?

-No tengo muchas razones para sonreír.-dijo casi en un susurro, eso me entristeció, no necesitamos una razón para sonreír, simplemente hay que hacerlo.- Haber, déjame ayudarte.- dijo jalándose una silla y sentándose a lado mío.

-Pero...

-Ya, necesitas ayuda y entre más rápido acabes tendrás más posibilidad de coger ese tren.- sentí un ligero rubor subir en mis mejillas.

-Gracias.

11:23, gracias a Matt acabé antes, tomé un taxi para que me llevará a la estación, rogaba para que fuera más rápido, en cuanto llegamos pagué y salí lo más rápido que mis piernas me permitieron, corriendo sin importarme cuan ridículo pueda verme, solo quería llegar. Compré el boleto esperando llegar, para mi mala suerte al encontrarme ya ahí vi el reloj grande pegado en la pared, con sus lucecitas rojas 11:53. Caí de rodillas, tanto esfuerzo, la ayuda de Matt, el que haya corrido cosa que no lo hacía pero esta vez si lo hice, todo para nada.

Me quedé de rodillas ahí por unos minutos, sí, era un exagerado, pero no me importaba, solamente estaban ahí los policías para burlarse se mí.

¿Qué haría? Si regresaba a las oficinas me sentiría humillado frente a Matt, nunca me sentía humillado frente alguien pero bueno, otra opción sería irme a taxi hasta mi casa, aunque eso me costaría el salario de toda la semana. Mi casa esta a dos horas de aquí, lo sé sólo un lunático como yo soportaría viajar cuatro horas diarias, estar en un trabajo que odia y aguantar a un jefe que a cada rato le repite que es un bueno para nada, renunciaría pero es lo único bueno que puedo conseguir a la redonda.

Me paré aceptando la idea de tener que gastar mi salario de una semana, aunque sería entretenido quedarme una noche con Matt, conocerlo más, pero no me haría ilusiones. Mientras me levantaba debatiendo en mi mente qué debería hacer escuché un sonido algo familiar, levanté mi cara hacia el gran reloj 12:05 y giré a ver esas luces que iluminaban con su paso ¡Joder! Quién imaginaría que hay un tren a esta hora. Sentí un gran alivio al momento que sus puertas se abrieron dejándome ver esos asientos vacíos que tanto despreciaba pero hoy los veía de una manera diferente, agradecido de verlos, casi los besaba, digo casi por que un chico se me quedó viendo raro al momento en que estaba entrando. Me enderecé y me senté, a pesar de que estaban vacíos todos los asientos a excepción de unos seis, a dos asientos frente de él.

Me aflojé la corbata una vez tranquilo y me despeiné el cabello, dándole un estilo más personal, me remangué la camisa y me puse a disfrutar estas dos horas que me quedan de viaje.

Cerré los ojos pero lo sentí, los abrí y como me esperaba, ese chico que apenas me dí cuenta que tenía ojos de color verde esmeralda me estaba observando. Desvio la mirada colocándose los audífonos poniendo música de quién sabe quién mientras cerraba los ojos y me lo quedé viendo. Era extremadamente sexy, irresistible, con su cabello ondulado y largo, rebelde, se notaba que era alto, delgado pero con un poco de músculos, perfecto, delinee con la mirada su perfil, desde su ancha frente, pasando por su perfilada nariz deteniéndome justo ahí, en sus labios, ¡Oh Dios! Esos labios tan carnosos y rosados, simplemente deseables. Son en estos momentos en los que recuerdo el por qué soy homosexual. Inconscientemente pasé la lengua sobre mis labios imaginando cuantas cosas podrá hacer esa boca. Tenía que despejar mi mente si no quería ponerme duro frente de él y no quería eso.

Respiré profundamenre tratando de relajarme, y justo en ese momento el volteó a verme, como acto de reflejo le sonreí y el también lo hizo.

***

¡Hola! Bueno ésta es la primera novela que realizo y me gustaría que dejaran su opinión. Los quiero, besos.

M.

El tren de medianoche || Larry Stylinson ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora