Capítulo 4

188 13 10
                                    

Espero poder verlo.

Ya era lunes y no había vuelto, tal vez sea ridículo de mi parte pero siento como si fuera una obligación aunque no le prometí que volvería pero el hecho de recordar sus suaves ojos cuando pronunció aquellas palabras, su brillo escondiendo un poco de preocupación, miedo.

Y aquí estoy de nuevo imaginándome cosas. ¿O habré sido yo quién lo miró así?

Ya pasó una semana y sigo pensando en eso, debo culpar a mi madre por heredar esa manía de exagerar las cosas.

-Hola.

Volteé a ver y miré a Matthew, despejé mi mente por un momento de Harry y me concentré en el convivio que se estaba realizando, era la despedida de Rosie, una mujer muy admirable, de estatura baja y regordeta, iluminaba donde sea que fuera con su gran sonrisa adornada con esos labios pintados de un rojo intenso y sus ojos color avellana, siempre tenía una anécdota para contarnos, a pesar de su edad avanzada la mayoría del tiempo la veías ir y venir, tan activa, considero que la mayoría por no decir todos la extrañaremos ¿Quién escuchará nuestros problemas ahora?

-Hola.- dije con una sonrisa.

-Hey, siempre te vas.- dijo riendo y yo lo imité-¿Y qué tal va todo?

-Pues bien supongo - sonreí de medio lado no muy convencido.- la extrañaré.

-Sí, me hubiera gustado convivir con ella más.

Nos quedamos mirando hacia el frente, yo sumergido en mis pensamientos y él no sé, sonreía. Veía como algunas personas bailaban ¿Era salsa o cumbia lo que se escuchaba? No estoy muy seguro, otras comían rebanadas de pastel o tomaban refresco y otras simplemente disfrutaban de una buena plática acompañado de risas. Me di cuenta de cuan alejado estaba de ellos, no era por que no disfrutaba estar a su lado sin embargo la mayoría eran mas grandes que yo y bueno, no era lo mismo. Matt volteó a verme y comenzó a hablar.

-¿No quieres ir afuera? Digo, para tomar aire fresco y eso.- dijo un tanto nervioso a lo cuál me reí disimuladamente mientras miraba a mi alrededor.

-Vamos, no creo que alguien me necesite.

Salimos del edificio entre risas a causa de una anécdota que él me contaba acerca de una vez que se había quedado atrapado en un elevador justo con una persona claustrofóbica, era irónico pero gracioso, me dijo que la persona ya estaba comenzando a llorar, lo bueno fue que no duraron mucho tiempo así.

Ya estaba oscureciendo y el cielo se pintaba de un color indigo, muy hermoso pero hacía frío y en ese momento maldije por no haber bajado mi saco. Matt sacó un cigarro y me ofreció uno el cuál negué mientras abrazaba mi cuerpo, él notó como mi piel se erizaba y mis dientes castañeaban así que me ofreció su sudadera, al momento en el que se la estaba quitando su camisa se le levantó unos centímetros y pude observar como se le marcaba la zona baja de su abdomen y por Dios quería tocarlo, reaccioné antes de que pudiese darse cuenta y dirigí mi mirada a la suya aceptando su sudadera. Sentí su fragancia al primer segundo que la tenía puesta sobre mi y quise nunca regresarsela, él volvió a colocar su cigarro entre sus labios mientras lo prendía y juro que se veía condenadamente apuesto cada que le daba una calada y el humo salía de su boca.

Quedamos un rato más hablando, miré mi reloj y ya eran las 20:26 y antes de que le pudiera decir que subamos habló.

-¿Harás algo el sábado?- me quedé por un momento sorprendido y emocionado, él quería salir conmigo.

-Pues un bote de helado y unas cuántas películas me esperaban-ambos reímos- ¿Qué tenías pensado?

-Un amigo dará una fiesta ese día y no sé, sería genial que me acompañaras.

-Creo que ese helado puede seguir esperando.-volvimos a reír- te parece si ya volvemos, esta comenzando a refrescar más y no te vayas a enfermar.

El asintió y entramos al edificio, en seguida se sintió el cálido ambiente y fui por una rebanada de pastel. Matt y yo nos juntamos con nuestros demás compañeros y estuvimos ahí un par de horas más hasta que se nos dieron las 23:00 horas.

Ya todos se estaban despidiendo mientras yo guardaba mis cosas para ir a la estación del tren, no tenía prisa, había planeado ir al de la medianoche y encontrarme con Harry, estaba nervioso por eso. Cuando terminé levanté la mirada y sólo quedaba junto con Rosie, los demás ya se habían ido, me acerqué a ella.

-Extrañaré todo esto Lou.- dijo con un tono triste.

-Y nosotros a ti Rosie.

-Sabes, llegas a apreciar tanto algo que se convierte parte de ti y nunca tienes tiempo suficiente para decir adiós, está era mi vida, aquí estan todas las personas que amo. -dijo mientras se limpiaba una lágrima que se le había escapado, giró a verme y me apretó un hombro muy característico de ella.- es hora de irnos.- dijo con una sonrisa forzada y la abracé y se sintió tan quebrado, tan faltante de energía más sin embargo no de amor, un poco de amor en un ambiente tan triste.

(…)

Legué a la estación media hora antes y saqué mi libro para leer mientras esperaba a la llegada del tren, sinceramente estaba tan nervioso y emocionado que no le prestaba casi nada de atención a la lectura, a cada rato tenía que releer el párrafo por que terminaba sin entender. Miraba el reloj y me parecía eterna la espera, dejé mi libro y saqué mi celular para entretenerme con un juego qué tenía que consistía en responder preguntas de diversas clases.

Después de un rato escuché el sonido del tren que se aproximaba y me fijé en la hora, era ese, mi corazón empezó a latir con mayor fuerza, me paré del asiento y me dirigí a la entrada, cuando abrieron las puertas pasé y observé a todos los lugares. Me sentí como un idiota al darme cuenta de que no se encontraba, me sentí decepcionado, en realidad tenía muchas ganas de verlo.

Tomé asiento y saqué de nuevo mi libro y comencé a leer hasta que en una levantada de mirada mis ojos se posaron en un chico familiar que estaba escuchando música sentado al final del vagón.

El tren de medianoche || Larry Stylinson ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora