Mi Culpa, Mi Culpa.

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¿Cómo pudo el artesano romper su obra de tal manera? ¿Cómo pudo mi padre lastimarme, dejando tal huella?

Lágrimas que corren apresuradas por mis mejillas, rumbo a mi húmeda almohada. Tristeza dirigida tan solo al pensamiento de las manos de mi padre apoyadas sobre mi clavícula, aminorando mi respiración con la punta de sus dedos, ¿Cómo pudo?

Mi mente golpea mi corazón. Grita: "¡Reacciona! ¡Reacciona! No es tu padre quien te traiciona, ¡Es la furia que le causaste! ¡Tu culpa! ¡Tu culpa!"

Mi culpa, mi culpa... Todo fue mi culpa. No hubo sangre, más lágrimas no faltaron. Mi culpa, mi culpa...

Ya mi corazón perdió razón alguna, mi almohada puede formar una laguna, invadida de la tristeza de que la furia de mi padre fue desatada por mi culpa.

Pensamientos de tristeza, alegría y amor. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora