Unico.

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Hoy sería el día; ya estaba preparado desde hace cuatro años, ya sabía qué debía hacer, desde que también le pasó a su mejor amigo...El problema es que nunca pensó que tendría que lidiar con eso él también.

En fin, hoy sería el día en el que tanto se preparaba. ¿Pero cómo no lo haría? Si pasa cada doce veces al año...Así que sí, ya tenía todo lo necesario...Ya...Ya estaba acostumbrado a esa rutina.

Se encontraba en la cocina preparando el desayuno, decidió levantarse temprano para tener todo listo. Teniendo huevos con bacón, una jarra de jugo de naranja, tostadas de pan con jalea de fresa, café negro y leche en la mesa; todo bien colocado en su sitio.

Decidió que era hora de que se levantara, así que se dirigió a la planta alta y entró a su habitación. Viendo como se movían las sabanas en un suave vaivén de arriba abajo por la respiración pacífica del moreno al estar dormido...¿Lo despertaría?
Lo pensó un rato...Era buena idea no hacerlo...Así no causaría problemas ¿No?

«Pero tiene que almorzar»

Estiró su brazo para tocar al mayor del hombro y moverlo suavemente para que no se alarmara.

– Buenos días...Es hora de levantarse...Vamos perrito - lo vio abrir los ojos pesadamente.

– No me llames así - gruñó.

– Ven a desayunar, preparé tu favorito.

– Gracias.

– Vamos, ve a lavarte esas patas sucias - dijo dirigiéndose a la cocina.

– Te amo - susurró a la habitación en la que se encontraba ya sin el castaño.


*******

Desayunaron juntos, platicaron, en realidad básicamente Stiles habló, porque Derek...bueno él se dedicó a escuchar y asentir en ocasiones.

Pasaron la tarde en casa haciendo aseo, viendo la televisión, leyendo, comiendo pizza y bromeando...Por parte de Stiles, otra vez.

El estómago de Stiles rugió hambriento, se levantó del sofá para ir a la cocina seguido por la mirada de reproche de Derek.

_¿Cómo es que siempre tenía hambre?_

Mientras tanto el menor estaba en la cocina preparando un emparedado, movía su cuerpo delgado al compás de los movimientos de su brazo untando la jalea, estaba tranquilo hasta que sintió el agarre del mayor por su cintura...Lo había abrazado con firmeza.

– ¿Ya es hora? - cuestionó girando a ver sus ojos verdes que cambiaban a rojos.

–...- asintió con la cabeza.

Lo tomó de la mano, guiándolo escaleras arriba a la habitación.

– ¿Te ayudo a subir?...Perrito.

– Basta - gruñó.

Al llegar a la habitación hizo que se sentara frente al calentador; como con Scott y lo ató con cadenas lo mejor que pudo. 


– ¿Plata? ¿En serio? - preguntó ofendido.

– Nunca sabes...La última vez rompiste mi lámpara favorita...Tal vez ahora sea yo - se echó para atrás cuando vio que el lobo trató de soltarse.

– ¡Yo nunca lo haría! - se defendió con algo de tristeza.

– ¿Necesitas una almohada o algo...? Puedo poner una abajo para ti - volvió a echarse hacia atrás al ver que trató de soltarse.

Dirty Paws.  (Sterek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora