Prologo.

29 6 6
                                    



"Quizás consigas escoger tu camino, quizás él venga por si solo.

Puede que tantas lágrimas secas, incluso,

hayan merecido la pena si todas ellas fueron solo, para conocerte a ti."



Tan oscuro como la noche, aquel cabello desordenado se mecía con la brisa mañanera, sentado sobre una de las piedras que constituían el muro que separaba el paseo de la playa. ¿Cuándo se había vuelto una costumbre? Una de esas aburridas y tortuosas que todas las personas corrientes solían tener. Sin embargo, él, a pleno golpe de lunes, sostenía un botellín de cerveza entre sus manos, creando un pequeño vaivén al tiempo que dejaba descansar el cigarrillo entre los labios. Unos labios gruesos, jugosos. De un rosa pálido que tanto gustaba a la gente. Gente que él simplemente detestaba.

Y así era su forma de dejar que el tiempo fluyera entre simplezas, como el grácil sonido de las olas rompiendo contra la orilla. No alzó la mirada, simplemente prefería mantener la distancia entre la realidad y lo que deseaba. Y deseaba que ese cielo encapotado no se encontrase en tal estado, pues eso solo quería decir que la lluvia amenazaba con caer. Sin nada con lo que cubrirse, tan solo ataviado con una camiseta negra de tiras anchas, y una camisa de cuadros amarillos y oscuros cuatro tallas más grande, quizás. Frío. Y aquella delgadez extrema que los vaqueros ajustados y rasgados dejaban ver, solo conseguían que temblase más.

Lentamente, sus párpados se separaron. Tan lento que dolía, que podrían hacer temblar a cualquiera, pues dejaban ver unos ojos gélidos, del mismo color que el hielo puro.

"Debería moverme, ¿no? Quizás quedarme aquí toda la vida no sea la mejor opción. O sí". Suspiró tras el simple pensamiento, incorporándose con aquella notable pesadez. Hombros bajos y huesudos, con la camisa deslizándose sobre ellos con una lúgubre tristeza. Pasos lentos, cansados. ¿Hacía cuanto tiempo que no se alimentaba como era debido? Y es que el poco dinero que le sobraba tras el alquiler y las facturas, lo gastaba en copas, cigarros... Nada que fuese bueno o productivo para él.

Pero había algo más, algo que recorría su cuerpo con desesperación. ¿En que momento había perdido su voz? ¿Cuándo había dejado de cantar por él, para él? ¿De tocar aquella música que reflejaba la realidad de una vida? Se había perdido por el dinero, vendido a la nada, pues todo cuanto tenía cabía en un cuartucho mugriento. Entre paredes descorchadas y suelo chirriante, entre humedades y manchas viejas de sangre. Allí, entre mujeres y hombres que buscaban formas alternativas de ganarse la vida. Un mundo que lo rodeaba, compuesto de putas, alcohol y drogas. Aquello que juró no volver a tocar a alguien que ya no estaba junto a él.

"—Sabes que nunca quise una vida así para ti, MinJin. —estaba quebrado, con la voz raspada. Tan cansado que la esperanza huía entre los labios agrietados y pálidos."

Aceptó, siempre lo hacía. Jamás había sido capaz de negarle nada. Y ahí se encontraba de nuevo, perdido, sin rumbo. Sin nadie que guiase sus torpes pasos. Quizás una mano que lo sostuviese de forma gentil, o solo se mostrase como consuelo. Firme, un ancla.

Apretó la mandíbula entre chasquidos poco conformistas apurando el paso. Con enfado, tiró con fuerza aquel botellín de cristal amarillento contra una de las paredes de la calle, de una transitada, bajo las miradas ajenas y madres que alejaban a sus hijos asustadas. Los cristales volaron, creando una gruesa lluvia dividida en fragmentos finos, casi polvo, brillando con una luz filtrada entre las nubes.

—¡Joder! —rugió con fuerza dando un traspiés al volver hacia atrás, recuperar la compostura que había perdido con ese gesto. —Estás borracho, pedazo de mierda. —se dijo a si mismo entre risas, risas que alejaban algún sentimiento afable o positivo. Risas repletas de desesperación, de dolor y una angustia que pocas personas podrían decir de sentirla en algún momento de su vida.

Pero retomó su camino entre recuerdos nublados, imágenes borrosas que alentaban al llanto, un llanto que no tenía. Un sollozo callado por su propia decisión. Sin voz, como la música que intentaba componer para los demás, no para él. No para aquella persona que jamás recuperaría. O, posiblemente, más de una. Pues, entre la gente que dejara atrás, se encontraba un niño, uno que compartía el mismo nombre y físico.

"Oh, quizás sea yo".

"Hay personas que nacen para tener suerte, otras que no. Yo pertenezco al último grupo. Jamás conocí lo que era algo bueno que me tocase sin haber peleado mucho más de lo necesario. No, hasta que lo conocí a él. Pero la suerte me lo arrebató. Y ya no me queda nada."

La brisa azotó ese rostro lechoso, un rostro de porcelana, etéreo. Jugueteó con algunos mechones ligeramente ondulados, consiguiendo que formase una mueca similar al puchero de un niño, pues esa pequeña nariz respingona, y ojos rasgados con doble párpado, se lo ponían demasiado sencillo.

Pero esto solo fue un suceso de una mañana de invierno, una mañana que parecía repetirse como un eco constante cada día. Siempre igual, sin cambios. Quizás, él lo buscaba así. Quizás, tan solo quería autodestruirse.

Quizás.

Pero solo era una duda. Una tonta suposición. Sin embargo, cada una de esas cicatrices en las muñecas, gruesas y moradas por el paso del tiempo, solo mostraban aquella cobardía que había tenido a la hora de enfrentarse a su propia libertad.

Pero, si se hubiera ido, jamás podría comprobar los vaivenes que tiene la vida, y como el mundo puede ser burlón. Tratarte con tal ardua socarronería. Ironía del destino que trazaba nuevos senderos. Ese futuro incierto.

Y, solo el haberse retrasado por tirar la botella contra una pared, hizo que escogiese un camino diferente. Uno para el que, posiblemente, no estaba del todo preparado.

Que alguien, sin él saberlo, lo hubiera fotografiado con aquel cigarrillo la mañana siguiente, con otro nuevo botellín medio vacío, sentado en la misma piedra con la mirada perdida entre la escarcha que él mismo creaba. De nuevo con sus finas ropas, pero de cuadros rojos. Mostrando cada uno de los aros que tenía en las orejas, y el anillo en el pulgar destacando brillante tras aquel objetivo.

Quizás.

"¿Y si hubiese escogido un camino diferente?"

"¿Recuperaría mi voz?"

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Sep 04, 2017 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

"Mi voz" [Taehyung]Where stories live. Discover now