IV

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-¿Qué haces? -grito mientras lo empujo, lo miro con el ceño fruncido mientras mantengo mi espacio de él. -Te voy ayudar, pero no exageres.
-¿No quieres que te muestre mi agradecimiento? -pregunta estirando un tentáculo que había brotado de su cuerpo, lo coloca en mi cintura. Quedo con los ojos abiertos del miedo de ver eso. Veo como crea una cara en su rostro que antes no tenía nada, sus ojos eran nada más huecos, sin nariz y una sonrisa picarona. Escuchaba como mi corazón palpitaba del susto, él nada más se quedó quieto por un momento, como si supiera que estoy aterrada y no quiere que lo esté.
-No te haré nada, te lo prometo, preciosa.
-¡Acabas de sacar un tentáculo como si nada!
Nada más veo como su semblante cambia por una mueca de dolor, se sostiene la herida nuevamente, en mi cuerpo el terror se esfuma y la preocupación aparece nuevamente. Veo como las suturas no funcionaron, un líquido negro comienza a salir de ahí, intento acercarme, pero él me detiene.
-¡Sal del cuarto! -dice de repente, con un tentáculo me toma de la cintura y me deja fuera de ahí, cierra la puerta de golpe, intento abrirla, pero está cerrada con llave.
Toco varias veces para que me abra, pero no responde, esto asustada, lo único que recuerdo es su rostro de dolor.
-¡Por favor déjame entrar! -grito, pero no sé en qué momento comencé a llorar, pero las lágrimas no paraban. Siento como mis manos tiemblan.
Pasan unos treinta minutos, la puerta se abre de repente, aquel ser me mira, al notar que estoy llorando, me atrae a él con un tentáculo.
-Lo siento que tuvieras que ver eso, pero creo que tienes que acostumbrarte, para todo el tiempo.

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⏰ Última actualización: Sep 24, 2017 ⏰

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Las Rosas Malditas 🥀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora