Verso a verso

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Navegaré hasta donde me lleguen las palabras
en estas turbias aguas de dolor
donde tu partida marcó el comienzo de este viaje,
y tu muerte marcará el final.

Iré llorando verso a verso,
cada beso que dejaste tatuado en mi alma, cada vacío que provocaste con el amor fugaz de tus palabras
y el dolor de tus caricias;
partiste de mi vida,
y mi vida partió contigo.
Tus promesas quedaron en el tiempo,
y tu falso cariño en el vacío de un recuerdo,
te hiciste tan parte de mi vida que desconozco mi existencia.
Hoy que no estás.

Nadie es mi calma en estas noches bohemias, donde me resguardo en el inmenso espacio de una cama incompleta:
donde nadie consuela mi colérico llanto,
a tu inexorable actitud;
donde nadie es tan valiente como para intentar quererme de verdad,
donde nadie, siquiera yo, quiero ser consolado,
mi daga son mis letras, mi objetivo eres tú,
y el resultado tu muerte;
porque quien me ama termina
convirtiéndome en un pasado que quiere evitar recordar, porque quien confía en mí termina desconfiando incluso de sí mismo.

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