—¡Le he dicho que no tengo dinero, señora!— Repito.
—¡Lo mismo de siempre! Mira, he tratado con gente como tú, y la verdad es que me cansé. O te vas, o te vas.— Sentencia.
Cierro la puerta haciendo un estruendo.
—¡Si se rompe, lo pagarás cuando te vayas!— Escucho a la vieja.
Me masajeo la sien esperando calmarme. Enciendo la televisión para así despejarme, pero mi intención se derrumba al ver mi cara en la pantalla.
—El empresario y cantante Louis Mccabe se ha casado, señoritas. Se han filtrado unas fotos donde besa a una chica y luego unas fotos donde salían recién casados, ¡wow! El chico de apenas 26 años, acaba de casarse.
¿Louis?
Mi barbilla cae al suelo igual que mi corazón.
—¡¿Qué?!
Al instante escucho que alguien llama a la puerta y yo me acerco a ver por la mirilla.
Es la vieja.
Abro confusa.
—Si quieres puedes quedarte, pero subirá el precio, unos 400$— dice con un tono de subida—. Ya que eres esposa de...
—¿Ahora sí, no? Pues te quedas con tu casa que está por caerse.
Cierro la puerta dispuesta a hacer las maletas.
—Hay fuentes que creen que la chica se llama Anna Thompson, 20 años.
En unos minutos, cuando estoy poniéndome los zapatos, escucho varios coches frenar enfrente de casa. Me acerco corriendo a deslizar la cortina, y lo que veo me asusta; personas con cámaras hablando y sonriendo.
¡¿Periodistas?!
¡¿Cómo saben dónde vivo?!
—Vive ahí, está dentro.— Diviso a la vieja soltarlo.
Él le da dinero, ella sonríe y se va a su casa.
Vieja metida.
—¡Ahí está!— Uno me señala.
Cierro y agarro las maletas. Rápidamente llamo a un taxi para que me recoja.
No van a tirar la puerta... ¿verdad?
—¡Atrás, atrás! ¡Señorita Thompson! Abra, soy amigo de Louis.— Un hombre grita detrás de la puerta.
Miro en dirección a esta desconfiada.
—Señorita, tengo órdenes de llevarla con él. Están llegando más periodistas.
Asomo la cabeza por la ventana y él me saluda con la mano. Lleva traje y no tiene cámara, bueno...
Abro con las maletas en mano y lo primero que hace es ponerme un gorro. Me ayuda con las maletas y luego me guía hacia un coche negro.
Los gritos y cada flash me aturden demasiado, así que me doy prisa por subir. Una vez dentro, me quito el gorro ya que la ventanilla es muy negra.
—¿Me van a explicar qué pasa?— Suelto.
Él simplemente arranca y salimos de ahí a toda pastilla.
—¿Hola? ¿Dónde vamos?
—Con Louis, señorita.— Responde.
Me doy con la palma en la frente.
¿Con qué loco me metí yo?
—¿Esto es una broma?
Él me mira por el espejo revisor.
—Temo decirle que no.
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Por un tiempo.
RomansAnna Thompson vive su vida como nunca, noches de fiestas y risas por aquí y por allá. Acaba de cortar con su novio, ya que encontrarlo con otra no es nada bonito. En la noche que buscaba diversión y tranquilidad-en cierto modo-, se encuentra con alg...