fourty six

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Tres meses después.

Harry se encontraba en el asiento del copiloto de un elegante automóvil, con la vista fija en el hombre que conducía a su lado. La luz del atardecer se filtraba a través del parabrisas, iluminando el rostro concentrado de Louis y resaltando sus rasgos marcados.

Cada movimiento del mayor tenía una naturalidad que desbordaba elegancia y seguridad. Su mano izquierda se aferraba con firmeza al volante, mientras que la derecha reposaba sobre la pierna del adolescente, acariciándola con suaves trazos que transmitían una mezcla de posesión y ternura. La camiseta negra que vestía contrastaba con su piel ligeramente bronceada, y cada vez que movía el brazo para cambiar de marcha, los músculos se tensaban sutilmente bajo la tela.

Harry lo observaba con una mezcla de fascinación y picardía, pero su curiosidad pronto tomó el control.

—¿Vas a decirme a dónde me llevas para nuestro tercer mes de aniversario? —preguntó, con esa dulzura que sabía que podía debilitarlo.

Louis sonrió, sin apartar la mirada del camino.

—Te lo he dicho, es una sorpresa. Tendrás que esperar hasta que lleguemos.

Él soltó un bufido exagerado y trató de apartar la mano masculina de su pierna, solo para que él la devolviera con la misma calma.

—Eres insoportable, ¿lo sabías? —murmuró con un puchero.

—Y tú eres demasiado impaciente —replicó él, apretando cariñosamente su muslo antes de añadir—: Créeme, cuando lo veas te va a encantar.

El rizado puso los ojos en blanco, pero en el fondo su emoción iba en aumento.

Cuando el coche finalmente se detuvo, Harry no necesitó que nadie le dijera dónde estaban. Giró la cabeza hacia la ventanilla y sus ojos brillaron de inmediato al ver el espectáculo de luces y colores del parque de atracciones que se alzaba frente a él. Su sonrisa se amplió como la de una niña en la mañana de Navidad.

—¡Lo amo! —susurró, sintiendo una oleada de felicidad pura—. Me encanta.

Louis lo miró con una sonrisa de satisfacción.

—Lo imaginaba. Siempre tienes esa necesidad incontrolable de descubrirlo todo antes de tiempo.

—Jódete, Tomlinson —replicó él con falsa indignación, antes de carraspear y adoptar un tono más solemne—. Bueno, ya hemos llegado, así que vamos.

the auction (l.s) -en ediciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora