I. "Una bella princesa de dos caras".

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Regresaba a su casa feliz. Nunca se imaginó una noche tan perfecta como la que había tenido.
Pero de repente, se percató de algo. Alice estaba caminando delante de él, aparentemente ambos iban por la misma dirección.
-Alice, hola!
-Oh, hola... Amm... Isaac verdad?
-Si - Isaac empezó a reír - como haz estado?
-Bien, gracias. Oye, estuve viéndote estos días, cada vez que salía de mi escuela en las horas de salida. Y descubrí que ambos somos "colegios vecinos".
-Waw! No lo sabía! - dijo sorprendido.

Hablaron por mucho tiempo, hasta que Isaac se dio cuenta que estaban a solo unos 6 minutos de su casa.
- -Oye ya casi llego a mi casa, creo que deberías irte.
Ambos se quedaron sorprendidos, lo dijeron al mismo tiempo.
Ellos se detuvieron en una casa moderna, color melón, con una terraza en el segundo piso seguido de un pequeño comedor. Era lo que Isaac podía apresiar desde el lugar en donde estaba viendo.
Acaso... Ella también vive por aquí?
-Tu... Vives por aquí? - Dijo Alice.
Otra vez la misma extraña coincidencia.
-Si - Dijo Isaac sonriendo y señalando la lujosa casa - Esta a la espalda de esta casa.
Alice volvió a sorprenderse.
-Eso es imposible... Yo vivo aquí y nunca te he visto.

Desde ese día, Alice buscaba a Isaac a su casa (Ella siempre se levantaba antes que él) y se iban juntos a la escuela.
Y siempre se encontraban al culminar las clases.
Isaac estaba feliz, las cosas le estaban yendo muy bien... Pero no sabía que toda esa felicidad se desvanecería en un simple parpadeo.

Isaac despertó, parecía otro día como cualquier otro: Se levantó, desayunó, se despidió de su madre y fue a la escuela con Alice. De hecho, gracias a ella, él siempre llegaba temprano a la escuela (antes que todos).
Pero ese día, Isaac estaba dirigiéndose al salón... Y escuchó a dos personas discutiendo allí.
Eran Cleopatra y Emanuel.
Isaac se escondió en la esquina mas cercana al aula para así poder escuchar mejor.
-Ahora me vas a cambiar por ese idiota?
-Yo no te cambié, nunca tuvimos algo. Ya supéralo. - La voz de Cleopatra se escuchaba distinta, con un tono más... Arrogante.
-Cleo, yo te amo...
-Pero yo no. Dios, ya olvidate de mí, no me interesas. Punto!!
Isaac escuchó pasos y ocultó la cabeza un poco.
Cleopatra salió del salón, pero durante su salida, Isaac escuchó a Emanuel gritar y lo que dijo, sin duda lo dejó pensando bastante.
-TU ME ENGAÑASTE, MALDITA!!!

El ABC de la Vida (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora