Historia 1: Rosas Amarillas

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Miraba el cielo nerviosa, jugaba con el broche de su bolsa para intentar calmar su ansiedad, por quinta vez saco su espejo para mirarse, gracias al viento varios cabellos se habían salido de su lugar, hizo una mueca, guardo el espejo y miro su ropa, tal vez el vestido con convers fue una mala idea, de un momento a otro sintió ganas de llorar, vería a su novio, pero se sentía fea, era su aniversario de un año de ser novios ¿el se acordaría? Toco su cara, no tenía maquillaje, solo un brillo labial sabor a cereza según la etiqueta, en su opinión las cerezas sabían distintas, pero eso no era importante en ese momento, la verdad era que no sabía maquillarse, en ocasiones veía tutoriales de belleza pero se terminaba aburriendo y ponía vídeos de comedia, aunque a su novio jamas le importo que usara maquillaje.

Su novio era un nerd, amante de los libros y las jirafas, que podía tropezarse con el aire ¿como? Seguía siendo un misterio, pero así lo quería, resulto ser que estudiaban en la misma escuela, pero jamás noto su presencia, ya que el estaba en la clase avanzada con los inteligentes y ella con los chicos normales que no podían resolver una ecuación de segundo grado sin ayuda.

Hasta ese día de tristeza en el que el llegó para transformarlo en el mejor suceso de su vida.

Flashback.

Sus mejillas estaban empapadas, había llorado como una niña después de saber que su novio la había engañado con quien sabe que chica, el muy idiota le dijo que era pleno siglo veintiuno y que era normal acostarse con otras personas que no fueran tu pareja, ella le dijo maldiciones que jamas se atrevió a decir en su vida y después comenzó a llorar y se largo para terminar bajo la sombra de un árbol, seguramente tenía los ojos hinchados, de lo que estaba segura era que su nariz estaba congestionada de tanto llorar, aun seguía llorando pero ya se había calmado un poco.

En un momento vio que alguien la miraba, no lo conocía pero no le tomo importancia, miro el pasto y al recordar la escena de su ruptura llena de maldiciones volvió es escandaloso llanto.

Limpio las lágrimas con el torso de su mano, durante escasos segundos cerro sus ojos, al abrirlos miro a un hombre frente a ella, tenía unas cuantas espinillas en sus mejillas y su cabello era color canela.

— ¿estas bien? — preguntó el desconocido.

— ¿me preguntas a mi? — al hablar se dio cuenta de que su voz se escuchaba rara.

— si — asintió el chico.

— ¡¿Parezco estar bien?! — grito provocando que el muchacho se alejara un poco.

El desconocido pareció arrepentirse de acercarse a ella porque se retiro.

Ella abrazo sus piernas y escondió su rostro en ellas, en un corto lapso de tiempo sintió que alguien estaba frente a ella, levantó el rostro y miro, era de nuevo el desconocido.

El muchacho se inco junto a ella y le extendió unas servilletas de papel, ella las tomo y limpio su nariz y después sus ojos.

— ¿ya te sientes mejor?

La chica se limito a asentir.

— me alegro de eso Katia.

Ella abrió los ojos como platos.

— ¿como sabes mi nombre? — se asusto.

— estudiamos en el mismo instituto.

— eso, no puede ser, jamas te he visto.

El solo sonrió.

— nos vemos mañana Katia.

El muchacho le dio una rosa amarilla y se fue, la chica la miro, era muy bonita y brillante como el sol y después de las lágrimas, sonrió.

Al día siguiente definitivamente encontró al muchacho, estaba en la clase avanzada, por esa razón no lo conocía.

Se hicieron amigos, aunque después el se convirtió en su tutor para pasar matemáticas, finalmente terminaron siendo novios.

Fin del flashback

— ¡Katia! — levantó la mirada al escuchar esa voz y sonrió al verlo.

— ¡Jinki!— corrió también y se lanzo a sus brazos.

El la atrapo en un abrazo para después besarla y unir sus frentes.

— feliz aniversario de un año — le entrego un ramo de rosas amarillas, tan brillantes como el sol.

— te acordaste — tomo el ramo y sonrió.

— claro que lo hice, jamas olvidaré cuando al intentar confersarme tropecé.

Katia rió al recordar el momento.

— sigo sin entender como te tropiezas en cualquier momento.

Jinki levantó los hombros.

— ¿defecto de fábrica?

Katia volvió a reír, todos decían que sus chistes eran malos, pero al menos a ella siempre le daban risa.

— gracias por las rosas, me encantan — lo beso y se quedaron así durante unos segundos.

— vamos — Jinki tomo su mano y entrelazo sus dedos.

Caminaron así durante unos minutos hasta llegar a su destino, ella sonrió al recordar el lugar.

— la primera cita — vio el lugar con ojos brillantes.

— lo recordaste — susurro su pareja.

Entraron al lugar, era un planetario, en su primera cita la llevo ahí, pensó que seria una cita muy educativa, ya que ahí les explicaban los nombres, movimientos y otras cosas sobre las estrellas y constelaciones, y en efecto fue muy informante la primera cita, pero también muy bella, recordó como al comenzar la exposición se apagaron todas las luces y todo el techo se convirtió en un cielo lleno de estrellas, se asombro de tanta belleza.

Y ahí estaban de nuevo, las luces se fueron y el cielo estrellado llego, Katia apoyo su cabeza en el hombro de Jinki y miro las hermosas luces que brillaban sobre ella.

Una vez término la exposición salieron a comer helado.

— soy tan afortunada de tenerte — dijo mientras lo veía comer su helado de fresa.

— ¿lo dices en serio? — el pareció asombrarse de su declaración.

— muy en serio — lo abrazo.

— yo también soy afortunado de tenerte — la rodeó con sus brazos y profundizo el abrazo.

En ese momento solo había un deseo en ambos, que pudieran estar así por mucho tiempo.




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