Prólogo

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El incesante sonido del reloj era lo único que se escuchaba en aquel pequeño lugar. Encerrada dentro de cuatro paredes, un lugar tan sombrío y deprimente que te daban ganas de llorar. Mi silencio era inquietante. ¿Acaso el propósito de estar aquí no era el de mejorar mi ánimo? Necesitaba hablar pero...¿Por qué las palabras no salían de mi boca? Todo lo que quería decir se quedaba atascado en mi garganta y no podía emitir ni un solo sonido. El consejero escolar me veía impaciente, como si tratara con personas como yo todo el tiempo, tal vez fuera así, pero yo no era un caso tan simple como parecía, era tan complicada como una ecuación de segundo grado para niños pequeños.

-Señorita Alexia...

-Alex -corregí

-...Alex... -rectificó mirándome fijamente- ¿Qué hace aquí?

Y de nuevo un silencio sepulcral invadió el espacio, dejándonos sólo con el incesante y molestoso ruido de las perillas del reloj en movimiento .

¿Qué hacía yo aquí?

Tal vez sólo necesitaba hablar con alguien para que me diera un pequeño consejo acerca de los pensamientos y recuerdos que me comían viva, y no quería que esa persona fuera mi padre o mi madre. Sólo tal vez, tenía la necesidad de ser escuchada, de desahogarme y lograr encontrar la manera de eliminar el llanto nocturno.

-¿Qué hace aquí? -repitió nuevamente el señor de mediana edad

-Yo...Yo necesito hablar -dije mirando fijamente el piso

-¿Sobre qué exactamente? -inquirió acomodándose en su asiento

¿Era lo correcto decirle que me había enamorado de alguien que nunca me interesó? ¿Que esa persona prácticamente me mató en vida y que a pesar de eso nunca me arrepentí de haberlo conocido? ¿Que era el chico soñado de todas y aunque luché en contra de sus encantos me volví una más del montón?

No, prefería que eso siguiera siendo un secreto.

-Perdón por haberle hecho perder su tiempo -comenté levantándome de la silla. Él me miró entrecerrando los ojos -supongo que todavía no estoy lista -le dirigí una mirada de disculpa y salí de allí

No podía decírselo a nadie, aún no.

Aquel chico, que en un principio había ignorado, se robó mi corazón, y jugó con él como si de un juguete se tratase.

¿Pero cómo podía decirle a los demás que el chico que rompió mi corazón era el famosísimo Shawn Mendes?

Never Forget (Shawn Mendes)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora