Capítulo 16: Fragmentos

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La oscuridad en la que estaba sumergida, desaparecía de a poco

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La oscuridad en la que estaba sumergida, desaparecía de a poco. Mi mente estaba dejando de ser difusa, para convertirse en el claro recuerdo de lo que había sucedido hacía poco.

El dolor en ese momento era tan real y palpable, que se podía llegar a confundir con el físico.

Fue inevitable que no derramara algunas lágrimas; no quería abrir los ojos.

—Sam, ¿estás despierta?

Ni siquiera escuchar la voz de mi madre me sacó de mi estado de negación. Porque ahí era donde me encontraba, en un estado de completa y absoluta negación.

—Sam, bebé.

Eso me hizo abrir los ojos, a pesar de lo cansada que me sentía, a pesar del dolor que me corroía.

—¿Dónde está mi bebé?

No me importaba qué hacía mi madre a mi lado, o el por qué se habían molestado en buscarla, solo quería que me dijeran lo que quería escuchar.

Aun cuando supiera que no fuera verdad...

—Lo estaban limpiando y por eso no pudieron dármelo, ¿verdad? —rogué ridículamente esperanzada. —¿Verdad, mamá? —mi voz se quebró. 

—Hijita...

El tono tan miserable que utilizó, hizo que me ahogara más en mi dolor.

—Por favor... —rogué mientras comenzaba a llorar con más fuerza, esta vez sin controlar ni mis sollozos, ni los sentimientos que me desbordaban. —¿Por qué?

Era la única pregunta que tenía para todo aquello.

¿Por qué él?

¿Por qué yo?

—Tu cordón umbilical era muy corto, el bebé... su cuello se enredó con él y...

Un grito lo suficientemente desgarrador, y alto, fue lo que bastó para que una enfermera entrara a la habitación agitada, y con una jeringa en la mano.

—¡¿Por qué, maldita sea?! ¡Tenían que salvarlo! ¡Prometieron traerlo a este mundo!

Daba patadas y movía mis brazos intentando desconectar todo lo que tuviera adherido a mi cuerpo, solo quería... desaparecer. Buscarlo, ¿tal vez? ¿A él? ¿A mi bebé? ¿A una solución quizá?

Supongo que me sedaron al no poder controlarme, porque volví a verlo todo negro, y a caer en la inconsciencia. 

 

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Capricho Agridulce » h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora