"He decidido hacer lo que me gusta, porque es bueno para la salud". Una frase que me recuerda mucho a ti, quizás por el hecho de que sea de las últimas cosas que me hayas podido decir.
Aún observo tus fotos, cuando de repente me entra la melancolía y me invaden los sentimientos, porque mis recuerdos hacia ti están llenos de ellos. No sé por qué motivo te fuiste, dejaste de hablarme y sin pensarlo, olvidaste todo lo que había entre y yo. Algunos días siento que te extraño demasiado, y a pesar de que quiero avanzar, me cuesta un poco, siento que a ti te quise como ninguno te ha querido jamás, pero al parecer, a ti eso no te importó, y no te importa ahora mismo. Recuerdo entre algunas pocas lágrimas que se me escapan con tu recuerdo, las hermosas palabras que solías decirme en esas frías noches de soledad. Podía sentirme querido, como si tuviese a alguien a pesar de la distancia. Te sentía tan cerca de mí, como si tu voz me abrazara. Como si por medio de la luna pudieras besar mi alma.
Hoy, aún me duele tu nombre, el solo pronunciarlo, siento que se me desacelera el corazón y vuelve a acelerarse rápidamente, repentinamente. Extraño tu risa en las mañanas, como la cafeína que me ayudaba a levantarme. Extraño cuando discutíamos por cualquier cosa y al final nunca llegábamos a un acuerdo, simplemente nos reíamos y todo estaba bien. Extraño ser tu hombro en el que llorabas cuando algo no andaba bien, y también extraño que seas quien me escuchaba cuando tenía un bloqueo mental.
La melodía que sonó el día en que te fuiste olía a tierra mojada, como cuando está a punto de llover, sabía a chocolate amargo, de ese que nunca te gustó, y sonaba tan triste como se leen estas letras que por supuesto se perderán entre tanta información de este mundo. No sé si algún día llegues a leer esto. Pero por si acaso: Te extraño.
