Capitulo 1

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Un día como cualquier otro, Sarah se encontraba en camino a su trabajo, al "concluir" sus estudios se enfocó solo en trabajar y mantenerse, el vivir sola no era tan fácil como ella pensaba.

-Buenos días, Sarah ¿Cómo amaneciste hoy?- Aquella voz sobresalto un poco a muchacha.
Volteó a ver al sujeto el cual le había dado los buenos días, sonrió de lado.

-Buenos dí-días, John- Se dirigió de manera tímida a su Gerente.- Amanecí bien... So-solo espero mantenerme así durante todo el día, con permiso- Caminó directamente hacia un pequeño cuarto, ahí se cambia su ropa junto con otra compañera de trabajo, Sarah observaba la habitación, sus manos comenzaron a temblar al ver que las cosas estaban fuera de lugar, todo era un desastre para ella, sus manos y piernas se pusieron temblorosas, tomó unos guantes blancos y un cubre bocas, se los puso y comenzó a limpiar el pequeño cuarto.

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Minutos después, Alondra, su compañera de trabajo llegó y entro a la habitación. -Buenos días, ¡Vaya! Sarah, volviste a dejar impecable este lugar- dijo un tanto sorprendida.

- No pude resistirme- bajó la mirada como de costumbre- Iré a mi lugar- salió rápidamente dirigiéndose a su puesto de trabajo.

-Sarah, ¿podrías atender a los clientes que acaban de llegar?- Dijo John mientras se iba a su "oficina"-

Sarah con nerviosismo, se acercó a los 3 jóvenes que recién habían llegado.

-Bu-Buenos días, permítanme llevarlos a una mesa- trató de sonreír amablemente, llevo a los clientes a una mesa cerca de la ventana del local, dejo los 3 Menú y esperó un momento.

-Quiero un Pastel de fresas, una malteada de chocolate y unas galletas con chispas de chocolate, por favor- dijo serio un chico de ojos azules y cabello negro.

-Vaya~ es un poco extraño que pidas cosas tan dulces- dijo burlón el chico que lo acompañaba, cabello rubio y de ojos color miel- A mi, por favor, tráeme un café con leche.

-En los últimos días he tenido un extraño antojo de cosas dulces... Tal vez a mí organismo le hace falta azúcar- murmuró de manera indiferente.

- A mi me gustaría ordenar un pastel de chocolate y una malteada de vainilla- mencionó por último una chica de cabello largo de negro azabache y ojos claros.

-En un momento traigo sus pedidos-hizo un pequeña reverencia y fue a la cocina- Dos malteadas, vainilla y chocolate, dos pedazos de pastel uno de fresa y el otro de chocolate, unas galletas de chispas y un Café con leche.

Pasaron un par de minutos y llevo la orden de nuevo a la mesa.

-Disculpen la demora, aquí están sus pedidos, si necesitan algo más no duden en llamarme- dijo amablemente y se retiró de forma tímida.

-Mesera...- la llamo el chico de ojos rojizos- ¿Podrías darme tu número? Eres muy linda y me gustaría llamarte algún día no muy lejano- le dijo de manera coqueta y le guiño el ojo, Sarah se estremeció completamente y lo miró a los ojos avergonzada.

-Lo La-Lamento, no puedo involucrarme con la clientela- de alguna manera, volteo a ver a el otro chico quién la miraba fijamente, sentía como si él supiese todo lo que estaba pensando en ese momento- Con su permiso- rápidamente desvió la mirada y caminó lo más rápido posible hacia la cocina.

-¿Qué sucede? ¿Por qué tu cara está toda roja?- preguntó Alondra al verla tan agitada y roja.

-Hoy... Hoy volveré a salir temprano, N-no me siento muy bien- dijo al instante, salió de ahí para ir por sus cosas y salir de la cafetería-Detesto que traten de divertirse de una forma tan despreciable- susurró, caminó un poco hacia una parada de autobús, sintió que alguien la seguía, miró de forma discreta a su alrededor, no había nadie, soltó un suspiro y se quedó a esperar.

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Horas después de haber llegado a su departamento, llamaron a su puerta.
Camino hacia ella a abrirla, y vió a Derek, un amigo de su infancia ahí parado con una caja de chocolates.

-¡Oh! Derek! Adelante, pasa por favor!- El chico se quitó sus zapatos y se puso unas pantuflas que estaban a un lado de la entrada-

-Hola pequeña, te traje tus favoritos, chocolate amargo- dijo con un tono amable y cálido, ambos se sentaron en el sofá de la sala principal-

-Muchas gracias, no te hubieras molestado, ¡estoy muy feliz de verte nuevamente!- ambos se sonrieron- ¿Te gustaría algo de beber?.

-Un poco de café estaría bien- Sara se levantó de su asiento, minutos más tarde volvió con una taza de café.

-Aquí tienes, ¿Cómo has estado? ¿Qué tal vas en la universidad?- preguntó rápidamente-

-Bien...- hizo una pequeña pausa- Bueno, han pasado muchas cosas estos dos meses pero... He tratado de salir adelante- Bajó la mirada.

-Oh Derek... Siempre estaré aquí cuando me necesites- le dió un pequeño abrazo- Búscame siempre que me necesites.

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Pasaron las horas, ya era noche y Derek tenía que volver a su casa.

-Nos vemos después, te avisaré la próxima vez que venga- río - cuídate mucho.

-Tú también cuídate, llámame si algo sucede- sonrió con calidez, Derek se fue y en ese mismo momento se escuchó que habían abierto la venta del balcón.

-Espero que sea el gato, espero que sea el gato- Caminó dirección al balcón, tan solo encontró la ventana abierta y un líquido rojizo en las orillas de las persianas, ella asustada retrocedió sin dejar de observar la sangre que resbalaba, de un momento a otro, alguien se encontraba detrás suyo sosteniéndola del brazo y amenazándola con un cuchillo en su cuello.

-Si haces algún ruido y o movimiento sin mi autorización, no dudaré en cortarte el cuello- aquella voz se escuchaba amenazante, Sarah sintió un escalofrío recorrer por su espalda, ella tan solo asintió asustada- Bien, camina hacia la cama.- Le ordenó y ella obedeció, Sarah quedó inmóvil frente a aquel mueble cuando de repente se escuchó un estruendo, aquella persona había caído inconsciente.
Sarah inmediatamente encendió las luces, era un chico de cabello negro, camisa azul, pantalones y guantes negros, traía una máscara con una sonrisa pintada en ella, parecía haberla hecho con sangre.
Al observarlo por completo, vió que tenía dos impactos de balas, uno en el brazo derecho y la otra cerca de su cuello.

-Dios mio dios mio- repetía con su voz temblorosa- ¿Qué hago ahora?

Fin del capítulo Uno.

𝙹𝚞𝚜𝚝 𝚂𝚖𝚒𝚕𝚎         𝙿𝚕𝚎𝚊𝚜𝚎...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora