Second Situation

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La fecha de su siguiente competencia estaba acercándose cada vez más, todos estaban esforzándose al máximo, sus instructores quisieron lucirse con la coreografía, y vaya que lo había hecho, era tan complicada como maravillosa. Llevaban horas practicando, se sentía exhausto, pero no iba parar.

Eran los más pequeños en el estudio y los que más potencial tenían, por esa razón todas las expectativas estaban puestas en ellos, y no pensaban decepcionarlos.

Hizo contacto visual con Kuanlin a través del espejo, y sonrió sin darse cuenta al ver la sonrisa del menor, él no se encontraba mejor que el más bajo, pero seguía sonriendo de una forma tan brillante que era imposible no sonreír al mirarlo.

Kuanlin a veces podía ser un desastre, había estado intentando no mirar a Jihoon durante todo el entrenamiento, fallando en el intento, pero es que se veía tan lindo, incluso con su cabello despeinado y el sudor recorriendo su rostro; era hermoso. Sabía que no debería distraerse, pero lo hizo, y ahí estaban las consecuencias.

Se tomó el tobillo mientras maldecía. Tomó una profunda respiración intentando calmarse, volvió su vista hacia arriba, la preocupación en las miradas de sus compañeros era palpable, todos parecían bastante impactados y desorientados, no sabían que hacer.

Les dio una sonrisa mientras susurraba un "estoy bien, creo que solo es una torcedura", claro que no se esperaba que alguien colocara una botella de agua justo en su tobillo, estaba helada. Dio un gritito de sorpresa, y Jihoon rio.

-Está bien- dijo mirando al resto- Está bien- repitió, esta vez mirando a Kuanlin en el piso, seguía presionando la botella contra su tobillo- ¿Puedes levantarte?

Kuanlin asintió, mirando directamente a los ojos del más bajito, haciéndolo sonrojar, realmente no sabía por qué, pero le maravillaba la forma en la que Jihoon se volvía tímido solo con una mirada o una sonrisa, y por alguna razón esperaba ser el único en causar ese efecto en él, aunque sabía que no había posibilidad, Jihoon se avergonzaba por cualquier cosa.

Se levantó con ayuda de Jihoon y Seonho, miró con nerviosismo a éste último, hacía tiempo que su amigo había estado inventado historias imposibles acerca de Jihoon estando enamorado de él, aunque no le extrañaba escucharlo, Seonho siempre fue una persona muy creativa (además de tonta) pero no lo culpaba, ya estaba acostumbrado a él, después de todo era su mejor amigo. Sólo esperaba que ese idiota no dijera nada raro frente a Jihoon o iba a asesinarlo.

Así que esta era la situación, su instructor le pidió a Jihoon y Seonho que lo llevaran a casa para que descansara, la cual no estaba tan lejos, pero el camino se le estaba haciendo infernalmente largo, él estaba acostumbrado al silencio del mayor, éste no era muy hablador, sin embargo Seonho lo era, demasiado, y ya le estaba empezando a preocupar que el menor no haya pronunciado palabra alguna desde que salieron del estudio, lo conocía, la única razón de que se mantuviera en silencio era porque estaba pensando en un plan para arruinarle la vida, y no estaba exagerando.

Quiso golpearse cuando Seonho soltó de repente un "Hoy me quedaré contigo, amor, voy a cuidarte" Demonios, él sabía que algo estaba planeando.

Miró de reojo a Jihoon, el cual parecía estar muy entretenido observando el suelo, al menos no había escuchado. Volteó esta vez a su izquierda, dónde Seonho intentaba ocultar su sonrisa, ¿Por qué demonios seguía siendo su amigo?

-¿Qué estás intentando?- Le susurró el más alto, con la mandíbula apretada.

-Estoy ayudándote, imbécil- Respondió de igual forma.

-¿A qué se supone que me ayudas?- Suspiró frustrado, Seonho iba a volverlo loco.

Perdió todo el interés en la respuesta de su amigo cuando escuchó un "Linlin" de la vocecita de Jihoon, sonrió porque Jihoon llamándole por un mote cariñoso, con esa vocecita y sus mejillas sonrojadas era la cosita más tierna del mundo.

-¿Si?- Preguntó de manera boba, mirándolo fijamente. Jihoon le sostuvo la mirada, como pocas veces lo hacía.

La cercanía lo estaba volviendo impaciente, Jihoon estaba a su izquierda sosteniéndolo por la cintura, mirándolo de frente, por alguna razón habían dejado de caminar, claro que Seonho estaba del otro lado, con el peso de Kuanlin en sus hombros, pero ¿Qué importaba?

-Linlin, dame tus llaves, ya llegamos- Kuanlin quería golpearse muy fuerte porque todo lo que Jihoon había estado pidiendo eran las benditas llaves, se sentía un idiota porque él tenía muchas ganas de besarlo.

Jihoon pensaba que Kuanlin lucia como un bebé en ese estado, había estado un rato presionando un trozo de hielo en el tobillo del menor, éste se mantenía mirando sus manos mientras se mordía el labio. Jihoon no podía dejar de sonreír porque: 1) La madre de Seonho necesitaba que le hiciera un mandado, lo que conllevaba a 2) Kuanlin y él estaban solos.

Cuando creyó que ya que había sido suficiente apartó el hielo del cuerpo del menor y fue a dejar lo que sobraba en la cocina, cuando volvió observó a Kuanlin intentando colocarse de pie.

-Necesito ducharme- Había dicho cuando llegó a su lado para ayudarlo a caminar, con la voz tan baja que apenas logró escucharlo.

-¿Vas a hacerlo solo?- Preguntó sonrojándose y haciendo sonrojar al otro, por supuesto que iba a hacerlo solo, ¿O pensaba bañarlo él?

Bueno, efectivamente había terminado bañándolo él, Kuanlin había alegado no tener fuerzas para hacerlo él, y Jihoon no iba a negarse, quería cuidar al menor como nadie más lo hacía.

Habían vuelto al salón, Jihoon sentó a Kuanlin con cuidado, para luego arrodillarse a su lado en el sofá, y comenzar a pasar la toalla por el cabello mojado del alto, era tan cuidadoso, como si Kuanlin fuese la cosa más delicada del mundo, y, ciertamente, para él lo era.

Bajó su mirada al rostro de Kuanlin, que de la nada había comenzado a reírse, le fue imposible retener la risa también, no sabía de qué se estaba riendo el menor, pero su risa era contagiosa. Lo miró con ojos interrogantes, el otro chico había dejado de reír, pero seguía sonriendo de esa forma tan bonita.

-¿Sabes cuánto tiempo llevas aquí? –Cuestionó.

-No- Respondió simplemente- ¿Necesitas que me vaya?- Bueno, ese pensamiento le hacía doler el pecho.

-No- volvió a reír- Han sido tres horas, y no hemos tenido ninguna conversación estable, es gracioso.

A Jihoon no le parecía gracioso, debería estar aprovechando el tiempo a solas con el menor, no era su culpa ser de pocas palabras, además de que fracasaba completamente en no ser un idiota cuando el otro chico estaba cerca. –No pensaba que te molestara- Articuló mirando hacia abajo, con voz tenue, como si doliera: lo hacía.

Kuanlin río de nuevo, haciendo que el mayor lo mirara, tomó la toalla que hasta ahora el bajito no había soltado y la lanzó hasta el sofá individual. Y en un ataque de valentía sujetó su mano, trayéndole hacia sí, Jihoon terminó con su cabeza entre el cuello y hombro del menor, y éste último con su mano sobre la cintura del menor. –No me molesta en lo absoluto- Dijo cerca de su oído- Vamos a dormir, Hyung.

Y Jihoon tenía que ducharse también, debía ir a la escuela al día siguiente y sus padres debían estar preocupados. Pero no iba dejar solo a Kuanlin, iba a esperar que su madre o Seonho llegaran. Dio una última mirada al menor ya dormido y con una sonrisa cerró sus ojos también, de igual forma, nadie lo iba a querer como él.

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