Las heridas físicas de Izuku Midoriya fueron atendidas de inmediato. A pesar de no haber sufrido un gran daño durante el entrenamiento, apenas si podía levantarse de la cama. Había recobrado el conocimiento media hora después del incidente, pero el malestar que llevaba arrastrando desde hacía tres meses no disminuyó lo más mínimo.
No se asemejaba a nada que hubiera experimentado anteriormente. Sus cinco sentidos estaban nublados, ya no funcionaban correctamente, y además se sentía tan débil que, si ponía un pie fuera de la cama, desfallecería en cuestión de segundos. No se trataba de un dolor físico, de modo que no supo a qué obedecía ese desgaste en su cuerpo.
En más de una ocasión, advirtió ciertas miradas de lástima por parte de Recovery Girl, quien no se separaba de su lado, pero tampoco parecía tener el remedio para sus males.
All Might lo visitó antes que sus compañeros. A juzgar por su expresión, se diría que se culpaba por sobreexigir demasiado a ese chico. Quería hablar con su discípulo, pero la anciana enfermera le desaconsejó hacer eso.
—Necesita descansar.
El gran héroe abandonó la enfermería con el peso del remordimiento cayendo sobre sus hombros. Sin embargo, la enferma Shuzenji sospechaba que la herida en Midoriya era mucho más profunda y difícil de curar.
Cuando dieron por finalizadas las clases, tanto Ochaco como Iida y Todoroki se apresuraron en ver a Izuku. Según les había dicho All Might, todavía no estaba recuperado, lo cual les extrañó pues a simple vista no dio la impresión de tener severas lesiones.
Agrupados alrededor de la cama, contemplaron sobrecogidos la agonía por la que atravesaba Izuku. Este oía las voces de sus compañeros, no tuvo problemas en reconocerlas, pero eso le entristeció porque no escuchó la de Kacchan entre ellas.
—¿Qué le pasa a Deku? ¿Qué tiene? —preguntó Ochaco, preocupada.
—Ni yo misma puedo saberlo —respondió Recovery Girl, apesadumbrada.
—¿Qué significa eso? —inquirió Iida.
—Debe ser algo grave si incluso usted no es capaz de curarlo —comentó Todoroki.
Ochaco le tomó la mano a Deku; su rostro se contraía en muecas de dolor.
—¿No puede hacer nada por él?
La anciana negó con la cabeza.
—Me temo que ninguno de nosotros puede hacer nada.
—P-Pero... se recuperará... ¿verdad? —musitó Ochaco, estrechándole la mano.
Cabizbaja, Shuzenji no contestó. Si en unos días no mejoraba, tendría que ser trasladado al hospital.
. . .
Al día siguiente no se hablaba de otra cosa que de Izuku. El resto de compañeros preguntaba, y los tres amigos contestaba que ellos tampoco sabían nada. Katsuki con los pies sobre el pupitre y las manos en los bolsillos no participaba de la conversación, pero no se perdía detalle.
Ayer estuvo a punto de ir a la enfermería, pero su desmesurado orgullo lo evitó a toda costa. Tenía muy claro que antes preferiría volarse en pedazos a reconocer que estaba preocupado por él.
Intentó distraer la mente, pero todo lo que acudía a su cabeza era Deku, Deku y Deku. Profiriendo un grito de frustración, casi partió su pupitre por la mitad generando una de sus explosiones. Todos los presentes voltearon sus rostros hacia él, pero ninguno osó decir nada. Esa mañana, Katsuki estaba especialmente susceptible a cualquier cosa.
Con todo, las clases se desarrollaron con normalidad. Debido al alto rendimiento que se esperaba de los alumnos, todos aparcaron el tema de Izuku para poner su máxima atención en las lecciones, tanto teóricas como prácticas. No obstante, Katsuki estuvo alterado todo el tiempo; lo que provocó que se desahogara excesivamente en las prácticas de entrenamiento. Pero extrañamente, su poder había disminuido sin razón aparente, siendo sus explosiones menos potentes que de costumbre.
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Hilo rojo
Fanfiction¿Qué podía ser peor que ser almas gemelas? Una vez descubierto su lazo, Kacchan negará cualquier vínculo existente con Deku. Lo odiará y lo repudiará desde lo más hondo de su corazón, pero los instintos no pueden ignorarse, y ese mismo rechazo provo...