Capitulo 6 🔥

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Liam no parecía el tipo de hombre que buscaba una mujer bonita para mimarla. No parecía alguien que quisiera presumirme en una cena, comprándome vestidos caros y joyas.

O eso creía.

Me senté frente a él en la mesa del restaurante, usando un vestido que Daniel escogió (o tal vez él). Era un vestido color oro, con un collar costoso. Al parecer Liam prefería la clase, una mujer vestida con elegancia que mostrara los hombros, las piernas y.... un poco de pechos.

Cuando me vio por primera vez sus ojos se iluminaron. En el momento en que tome asiento y el mesero se acercó él sujeto mi mano.

—Y una rebanada de pastel- termina de pedir nuestra orden presionando mi mano de forma posesiva. Ni siquiera tuve la oportunidad de pedir algo, pero me basta con la exagerada cantidad de comida que pidió. Sus ojos azules buscan los míos mientras entrega los menús, cuando el mesero desaparece suelta mi mano.

Hay varios ojos curiosos encima de nosotros, llevo mis manos al cuello.

—Deja de cubrirte, se te ve bien. - dicen sin apartar los ojos de su teléfono. —Solo ven lo que es mío.

Sabía que era una joya prestada y... espera ¿hablaba de mí?

La comezón no desaparece.

—Para.

Intento detenerme y no puedo.

—¡Ya basta! -grita soltando su teléfono.

Bajo mi mano.

—Mejor.

En silencio esperamos la orden cuando siento que hace mucho calor, me abanico con las manos ¿serán nervios?

—¿Calor? - pregunta

Niego.

Liam toma un hielo de su vaso y lo baja hasta donde se encuentran mis piernas. Sus ojos azules nunca abandonan los míos mientras dice:

—¿Ahora?

Cuando lo arrastra por mi entrepierna y humedece mis labios (claro, porque no tengo nada) me estremezco.

—Frio.

Me da una cálida sonrisa antes de subir el hielo y chuparlo.

Toma un sorbo de vino, antes de volver a bajar su mano, esta ves muevo mis caderas hacia arriba cuando siento un dedo.

-Tienes un coño precioso, Beverly- mete otro dedo hacia arriba. - húmedo y apretado ¿te lo han dicho? -No digo nada hasta que él continua- Puedes hablar.

Daniel me había dicho las reglas una y otra vez durante todo el camino. Era opcional seguirlas o no. El contrato no tenía nada escrito, fue algo más de palabra.

Aun así, había algo en las reglas que me ponía. No sé, tal vez era su voz o la forma en la que lo pedía "Pedir permiso para todo" Una regla tan estúpida, pero cuando se trataba de él... incluso parecía interesante.

—No. - digo en voz baja, ignorando las miradas curiosas a nuestro alrededor.

Liam detiene su dedo y lo saca antes de que llegue el mesero.

En la mesa el mesero coloca dos platillos, en mi vida había visto demasiada comida. Un trozo de ternera, espárragos, papas; hasta una rebanada de pastel de chocolate de dos pisos. Si las personas no nos miraban por los inusuales movimientos debajo de mesa, lo hacían por la cantidad de comida que teníamos.

—Estas apretada- señala levantando sus dos dedos – Supongo que no te has acostado con nadie ¿me equivoco?

Mis mejillas se incendian.

Solo Tuya.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora