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Agarró el paquete entre sus manos y miró la parte dorsal de este buscando cuantas calorías contenía, al leer 122, decidió dejar el paquete en su lugar y reemplazarlo por agua.
¿Cómo empezó su obsesión? Ni ella lo sabe, ni siquiera parece querer aceptar que tiene un problema con su peso.

Ella ya no come, sus brazos y piernas eran cada vez más delgadas, ya pesaba 50 pero no parecía querer detenerse. Nunca estuvo conforme con su cuerpo, siempre lo odio y cada vez que se miraba al espejo, lloraba, al ver su cuerpo casi en hueso, recordaba todas las burlas que le proporcionaron de pequeña, en ese momento no le importaban, pero esas palabras se fueron acumulando y ahora no puede recordar esas palabras sin sentir un fuerte dolor en el pecho.

Otro día, y como era rutina, se paró en la balanza, 49,5 fue lo que marcó. En su cabeza repetía la misma frase "Soy un asco" y sin dar más vueltas, decidió tirar la poca comida consumida por el inodoro. Era la primera vez que lo hacía y se sentía bien, más vacía y eso le gustaba. Fue de nuevo a la balanza 49 marcó esta vez y sonrió, iba a hacer eso más seguido.

Pasaron 5 días y ella se encontraba en el hospital, con una intravenosa la cual le daba a su cuerpo lo que necesitaba y a causa de su lucha por sacarse ese pequeño tubo conectado a su brazo, terminó atada a la camilla sin poder moverse. Miraba un punto fijo en el techo escuchando en eco a su madre llorar, ella quiso consolarla, pero nada salio de su boca por lo que decidió seguir mirando el techo, un dolor conocido se sembró en su estómago, tenía hambre pero no lo diría, se quedo callada, rechazando las bandejas de comida que la enfermera le brindaba, a ese paso no se recuperaría nunco y en su interior lo quería, quería no recuperarse, morir y olvidar todo, poder estar al fin en paz.

Era un lindo día, un clima frío y el cielo gris como si estuviera por llover. Era un buen día para despedirse, muchos familiares, amigos y conocidos estaban reunidos para decirle adiós, solo se escuchaban los sollozos de la gente, los lamentos de su madre la cual tambien lloraba desesperadamente junto al ataúd y las palabras del cura que estaba presente. Poco a poco fueron bajando el ataúd hasta que por fín toco tierra y fue enterrado.

Un lindo día para su despedía, analizó a todos los que estabas ahí presentes y no pudo evitar enojarse al ver a las personas que le hicieron tanto daño ahí, como si fueran amigos de toda la vida.

La sociedad puede ser tan cruel, estúpida y falsa a la vez, que no lo comprendía. Pensó que con su ida ellos cambiarían, pero no, simplemente se buscaron a otro objetivo de burlas, como si de un juguete se tratase. En ese momento se dio cuenta de que murió por nada y que muchas personas que ahora estan con vida deberían morir.
Ya no había vuelta atrás, tubo que soportar ver como la sociedad se iba deteriorando lentamente sin que ellos se dieran cuenta, pudo presenciar el fin de la humanidad y se alegró, nadie volvera a molestar y todo sería paz y tranquilidad hasta el fin de los tiempos.

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