Rusalka.

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Aclaraciones: El súcubo (del latín succŭbus, de succubare, «reposar debajo»), según las leyendas medievales occidentales, es un demonio que toma la forma de una mujer atractiva para seducir a los varones, sobre todo a los adolescentes y a los monjes, introduciéndose en sus sueños y fantasías. En general son mujeres de gran sensualidad, y de una extrema belleza incandescente.
Las Rusalki (en singular rusalka) son un tipo de súcubo con características muy parecidas a las de una sirena; proveniente de la mitología eslava.
Universo Alterno, Época Medieval.

Rusalka.

"La única forma de librarse de una tentación es ceder ante ella. De resistirse, el alma enfermará anhelando aquellas cosas que se ha prohibido, deseando lo que sus monstruosas leyes han convertido en terrible e ilícito."
—El retrato de Dorian Gray, Oscar Wilde.

La Luna derramó su luz sobre el agua del río, marcando el comienzo de una noche llena de sangre, de susurros malignos en la oscuridad y de cantos seductores de las criaturas que salían desde las profundidades para traer desgracias

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La Luna derramó su luz sobre el agua del río, marcando el comienzo de una noche llena de sangre, de susurros malignos en la oscuridad y de cantos seductores de las criaturas que salían desde las profundidades para traer desgracias. Eso pensaba el pueblo, pero el pueblo era tonto y Thor no, porque Thor no creía en esas fantasías inventadas por abuelas con mucho tiempo libre.

La causa del problema era la leyenda de las rusalki, esos seres con cola de pez que salían del agua para seducir hombres y llevarlos a las profundidades del río. Todo el alboroto empezó cuando el zángano de Frandal escapó de casa sin decir hacia dónde iba y, ahora, gracias a la lengua de una anciana, todos temían al río de noche, de día y a la hora que fuera. Estaba terminantemente prohibido andar por el bosque a altas horas de la noche, decretado por el jefe de la cofradía gremial Todos temían ser devorados por las rusalki, tanto, que incluso la pesca cesó. Se creía que los desaparecidos en esos meses habían sido víctimas de esos demonios.

Pero había sido un día sumamente agotador, su cuerpo, sudoroso y maloliente, además de estar dolorido, clamaba por un baño para refrescarse y para olvidar.

Caminaba sorteando los arboles del bosque con un cambio de ropa limpia en una mano, su mente también necesitaba refrescarse.

Necesitaba olvidarse de Sif, de su voz chillona y sus pechos sobresalientes, de su madre y sus quejas, de Volstagg y sus borracheras y sus penas de amor, del trabajo y de esos sueños recurrentes que le provocaban un placer extraordinario. Y ni un demonio del río iba a impedírselo.

Casi no podía verse nada claramente, la luz que aún quedaba sólo permitía ver siluetas. Tuvo un poco de miedo, pero ya no había vuelta atrás, el camino era muy largo como para desperdiciar el viaje. Así que, dejando la ropa limpia en una roca, se desnudó entre quejidos de suave dolor. Cuando entró al río, el agua se sintió como un calmante instantáneo para sus notables músculos. 

Canto de sirena. thorki.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora