cap 23

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- Suerte, mi amor.- dicho lo cual, le dio un beso en la frete.

- Hazme un nieto rubio y bonito.- escuchó la castaña de boca de su madre antes de cerrar la puerta de la habitación de Justin. 

Al girarse, sintiendo cada gota de sudor que se esparcía por su cuerpo a causa del nerviosismo, notó que el cuarto estaba sumido en la más absoluta penumbra, no veía nada. Agradeció la oscuridad pues pensó que tal vez tendría escapatoria si su marido estuviera dormido y ella se metiera en la cama sin que él la pudiera sentir u oír, por lo que caminó de puntillas sigilosamente. Sin embargo, no tardó en ver destruidos todos sus designios cuando un quejido escapó de su boca al golpear dolorosamente su pie contra alguna cosa que descansaba en el piso entorpeciendo el paso. Esperó la condena, algún brazo que la rodeara y la forzara a un abrazo o algún beso robado pero nada, ninguna de esas cosas llegó y ella pudo suspirar aliviada. De a poco y tanteando con sus manos para ubicarse medianamente entre las tinieblas pudo encontrar el borde de la cama, al que fue rodeando hasta llegar al costado, donde se habría acostado sino fuera por la pierna peluda y fornida que le indicó el lado en el que reposaba su esposo. Se sorprendió al no ser jalada por él así que intentó agudizar la vista para que sus ojos se acostumbraran a las sombras con el fin de poder contemplarlo y lo logró ya que lentamente pudo ir distinguiendo la silueta del rubio que dormía cubierto por la única prenda del pantalón de su pijama y sin el abrigo de las sábanas puesto que éstas habían sido depuestas hasta sus pies. Sintió una oleada de calor al apreciar sus ojos cerrados y la imagen angelical que irradiaba en su dormitar pero no se dejó engañar. Más animada al creer que el rubio estaba totalmente inmerso en sus sueños, estiró su brazo para acariciar los músculos que a ella tanto la enloquecían, ésos que la hacían perder la cordura hasta al punto de cometer cualquier disparate sumergiéndola en la más exacerbada pasión que jamás haya experimentado. No quería despertarlo, ¡por Dios que no!, sólo pretendía… ¿quién sabe lo que pretendía? Solamente una cosa deseaba y ésa era la misma que le arrebataba la sensatez y la dicnidad.

Justin había tenido un día asquerosamente tedioso, tuvo que enfrentarse a las reprimendas del profesor de quimica quién creía que había cometido una desfachatez casándose con Granger, pero luego supo poner a su profesor en su lugar diciéndole “educadamente” que para padre ya tenía al suyo y que con ése solito le bastaba y también sobraba. Más tarde había tenido que enfrentar las tonterías de sus compañeros que le exigían explicaciones sobre su matrimonio con Levine, porque no sólo se trataba de una simple hija de pobres sino de la nerd amiga de Mike, sin embargo supo excusarse convenciéndoles de lo buena que la castaña era en la cama. Al contrario de lo que todos creían, ellos no eran muy difíciles de complacer, menos aún después de lo que paso, con unas anécdotas de sexo exótico y bromas burdas ya los tenías en la palma de tu mano, al fin y al cabo eran todos bastantes pervertidos. No obstante, Vannesa no fue tan fácil de apaciguar puesto que su orgullo herido se tornó demasiado cansino pero luego de unas cuantas horas de gritos en el campo de deportes todos los allí presentes convinieron en lo tremendamente insoportable que era la rubia así que le dieron su merecido llevandola a su dormitorio y encerrándola allí haciendo oídos sordos a sus chillidos quejosos. Finalmente, se había visto obligado a conversar con el padre de su mujer, quién al terminar la cena lo interceptó para preguntarle qué intenciones tenía con su hija. “Tarde.” Había pensado el rubio pero igualmente le dio cháchara diciéndole que la amaba de verdad y que sólo quería hacerla feliz, sin embargo el señor pareció persuadirse con mayor facilidad cuando Justin le aseguró que había una fortuna aguardándolo en el banco para proporcionarle a su hija una vida muy próspera. No obstante, el sentimiento de desagrado que le producía el señor Levine no era el mismo que le infundía su suegra, pues antes de irse a acostar ella le comunicó que esa noche su marido y ella dormirían en la habitación de Hermione pero que no se preocupara por Josh ya que se encargaría de dormirlo para que no fastidiara la noche de bodas de los recién casados. El rubio le sonrío un poco perturbado ante tanta camaradería pero no tardó en tumbarse en su cama con la idea de sorprender a su esposa, pues sabía que si esperaba que ella lo aceptara sin represiones estaba perdido. Y allí estaba ella, tocándole el abdomen delicadamente. Había hecho esfuerzos sobrehumanos para no romper en carcajadas al oírla maldecir por aquel golpe que se había dado por tratar de no despertarlo pero ahora la tenía allí, a su lado, acariciándolo y creyéndole dormido. Aspiró su aroma con sutileza mientras que ella pensaba que la respiración profunda se debía al sueño y no a su intento por absorber la fragancia natural que la castaña desprendía. No obstante, cuando la chica comenzó a descender su mano más abajo de su propio ombligo un hormigueo en su panza le provocó jalarla del brazo y con una mano en su cintura depositarla de espaldas a su lado antes de posicionarse sobre ella.

un plaser ser tu esclava(justin bieber y tu HOT)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora