El día, el anhelado día, desde que desperté no he dejado de comer y lo sé, no es lo que haría una novia normal en su día de bodas pero ¡rayos!. No podía parar, pellizcaba cada comida que veía y si seguía a este paso, creo que habría que usar las cortinas para aumentar el tamaño de el vestido.
Nunca me había sentido tan atendida y abrumada, es decir, es lo que todas queremos, pero yo solo quiero escapar y que todo esto acabe de una vez, no es que diga que lo odio, pero tener a una maquillista y a sus asistentes detrás de ti y aparte que en la misma habitación estén tus primas y tías hablando acerca de las expectativas de la boda y cualquier pequeñez que se les venga a la mente, es irrelevante en el día de mi boda, solo quiero ver a Petter y quitar esta ansiedad que tengo.
Decido mandarle un whatsApp tan pronto tengo una mano libre.
Para: Casi Esposito
No aguanto tanta presión, necesito fuertemente decirte algo
De: Casi Esposito
Te escucho Kate
Para: Casi Esposito
Oye, te amo! Ashfksdksbsisbsi no puedo esperar para que llegue la hora, se supone que no te tendría que estar escribiendo? Digo, dicen que no te puedo ver ni nada de esa palabrería de bodas porque es mala suerte y blablabla *emoji de corazón roto*
De: Casi Esposito
Yo tampoco puedo esperar...
Ultima vez 10:37
He de suponer que esta muy ocupado como para desconectarse, porque es decir, el no se tiene que maquillar ni nada de eso, sin menospreciar a esos hombres que les gusta maquillarse, Pett no es así, lo sé. Cada vez siento mas los jalones en mi maltratado cabello, lo acepto, pintarte el cabello cada vez que sentías que no tenias nada que hacer no fue una buena idea, ahora estoy comiendo un cupcake mientras Dina, la maquillista, intenta colocarme una clase de sombra para ojos de color blanco.
Nancy no deja de mover su pie contra el suelo de madera de manera continua
-Joder, Nancy, ¿quieres dejar de hacer eso? Me pones los pelos de puntas- digo cuando siento que no puedo más, ella solo volteo sus ojos como queriendo decir “dejame en paz".
Luego de otra hora de sufrimiento y agonía, entra Alana, mejor conocida como mi obsesiva madre, se pasea por el cuarto enfundada en un hermosos vestido Dior y unos zapatos que juro que me miraban como si quisiesen matarme, lo juro, subía su pie y la punta de ese tacón era capaz de perforarme un ojo.
-¡Oh Kate! Estoy tan emocionada- dijo pegando un gritito- ¡Siento que me estoy casando otra vez!.
Y ni que me lo diga, apenas hicimos el anuncio de nuestra boda, mi madre comenzó a mover sus contactos y metía su respingada nariz en todo, absolutamente en todo, y creanme es lindo tener ayuda, pero que tu madre pretenda acompañarte a comprar un baby doll para la noche de bodas, ya eso es un exceso, es un poco egoísta de mi parte, se que ella quiere que tenga la boda que ella nunca tuvo, pero es bastante obsesiva si lo quiere.
Siento que pasa otra eternidad, hasta que al final estoy lista.
Por primera vez en el día mi familia muestra gentileza al dejarme sola para que pueda apreciarme a gusto.
Siento que todo esto es un sueño, una dicha que no puedo contener, le sonrío a la imagen en el espejo y una lagrimita rebelde resbala por mis mejillas, instantáneamente comienzo a reír, río sin parar porque jamas imagine que llegara esta etapa de mi vida, río por cada ocurrencia en los preparativos de la boda, por cada retraso en algún arreglo florar o en algún vestido de las damas de honor, río porque estoy feliz, porque tengo a los seres que mas quiero allá afuera esperando por mi, carcajeó hasta que no puedo mas y llamenme loca pero fue la mejor forma de liberar presión. Me siento como nueva.
-Okey Kate, estas lista para esto, tu puedes, nada malo puede pasar- me digo a mi misma mientras recojo el ramillete de el tocador y inspecciono una ultima vez mi aspecto.
Afuera todo es un auténtico desorden, meseros por aquí, flores por allá, alguna que otra persona corriendo a ultima hora por algo olvidado, ¿les dije que mi madre estaba un poco obsesionada con mi boda?. Pues, mentí, esta no obsesionada, el siguiente nivel si es que existe uno.
Hizo de esta boda “sencilla” según deseos de Pett, un acontecimiento de lo mas extravagante, con luces de colores y lo ultimo en tragos y decoración, todo el mundo quería ser invitado, y no me miren así, no soy popular ni nada que se le parezca, si no que al ser mi madre, una solterona dueña de una cadena exitosa de empresas de contaduría, que heredó de su padre, al haber cumplido todos sus excéntricos caprichos, al parecer no tiene nada mas en que despilfarrar su dinero que en la boda de su hija única, si señores, esa soy yo.
-¿Que haces allí parada cariño? Es tarde, vamos, tienes que subirte ya a la carroza- dice mi madre dándome un pequeño empujoncito.
-¿Está Petter ya aquí?- pregunto mientras soy arreada por mi madre hacia la dichosa carroza.
-Asi es honey, tu prometido esta en su cuarto asignado esperando a que sea la hora, yo misma me he cerciorado que este bien y no le falte nada, además aproveche para darle una charla acerca de ti- dice riéndose y haciendo un andeman como queriendo dar a entiender que fue una pequeñez.
Instantáneamente volteo y miro a mi madre con la mirada mas asustada que puedo darle, nada con Alana es una pequeñez- Mamá- digo colocando mis manos en sus hombros y mirándola con el rostro expectate- ¿Que le dijiste a Pett?
-Oh, descuida cariño, nada que no tuviera que saber, tu sabes cosas acerca de ti-
-Mamá- digo alargando la a, se que nada bueno trama.
-Relajate Katerinne, el día es joven y tu aun no te casas, además la carroza te espera, y todos esperamos por ti-
No muy convencida camino hacia la carroza, no sin antes voltear a mirar a mi mama una ultima vez, dándole una mirada reprobatoria, después averiguaré que fue lo que converso con Pett.
Dentro de la carroza, me consigo con mi Padre, Jeremías Estrind, me recibe con una cálida sonrisa como esas que me daba en las noches de lluvia cuando tenia cuatro años y corría a su cuarto porque pensaba que la lluvia podía derrumbar la casa, lo se, un pensamiento un poco irracional, pero que puedo decir, tenia cuatro años.
-Hola meli- mi papá es el único ser en este planeta que me llama por mi segundo nombre.
Lo abrazo y siento como su calma y pasividad traspasan a mi ser, el y mama son bastante distintos, una pareja singular diría yo. Siempre pensé que hacían una linda complementación, el era pasivo y calmado y mama inundaba cualquier espacio con su presencia singular, mama podría hablar por horas y papá callarse exactamente la misma cantidad de tiempo. Lastima que esa burbuja de felicidad se rompió a mis doce años con su divorcio.
El resto de el recorrido por la ciudad lo pasamos comentando acerca de lo lindo que es el invierno en esta ciudad.
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Katy, ¡No dejes de amar!
Teen Fiction¿Olvidarte de tu novio? Pff... eso es pan comido. Ahora, olvidarte de tu prometido, que acaba de morir, al cuál amabas ciegamente y para mal de colmos, te engañaba. Ah, y sumale a eso el hecho de que se le ocurriera la magnifica idea de dejarte cor...