Citas, beso y ¡¿Kamasutra Gay?!

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Tener una cita un domingo por la mañana, podría sonar normal para cualquier persona, excepto claro para Furihata Kouki, un adolescente de diecisiete años, que, aún no entiende porque alguien como "él" desea estar en Tokyo, en un mercadillo que no está a la altura de las tiendas que él acostumbra visitar y lo más importante, porque quiere estar con él.

"¿Aceptarías ser mi novio?" Mientras ve algunos puestos, Furihata recuerda sus palabras, recuerda lo avergonzado que se sintió cuando la autoritaria, pero amable voz de Akashi Seijūrō resonó por todo el gimnasio, quería cavar y hacer un gran hoyo en el piso, esconderse ahí y no salir hasta que todos sus compañeros de equipo olvidaran eso.

Pero eso significaba no volver a salir durante toda su vida, ¿Quién querría olvidar al gran Akashi Seijūrō con un ramo de flores en su mano derecha y chocolates en su mano izquierda?

Lo peor es que eran sus flores favoritas y los chocolates que más amaba.

—¿Qué es lo que querías comprar? — Akashi se detuvo y Furihata dos pasos tras él, también lo hizo. — ¿Kouki?

El castaño reaccionó cuando escuchó su nombre.

—¿Eh?... ¡Oh!... Emm, sí... —Kouki diviso cada puestito cerca de él. En realidad, no había nada que quisiera comprar, pero cuando Seijūrō pregunto a qué lugar le gustaría ir, a su mente no vino nada en especial, caminando por el lugar, simplemente sus pies le llevaron hasta ahí. — No hay algo que quiera en especial... — Dijo finalmente.

Seijūrō se giró completamente hasta estar frente a él.

¿Estaba enojado?

Quien debería estar enojado —y no asustado— es Kouki, teniendo en cuenta que Seijūrō apareció muy temprano esa mañana frente a su casa, diciéndole que tendrían una cita. Ese tipo de cosas por lo menos se avisan con antelación ¿no?, Kouki no tenía dinero, no sabía a dónde deberían ir y ni siquiera sabía si su madre le daría permiso para salir.

—¿Seijūrō-san? — Su voz ligeramente temblorosa.

Aún no entiende que es lo que Seijūrō vio en él. Tampoco entiende cómo es que después de casi morir dos veces enfrentándose a Seijūrō, aceptó salir con él.

Kuroko dice que fue su instinto de supervivencia, ese que le decía constantemente que hacer para no morir de forma aterradora.

Su capitán le dijo que simplemente estaba loco.

Kagami ni siquiera le dijo nada, solo se acercó a él y lo vio como si fuese un preso camino a la sala de ejecución.

Izuki hizo un mal chiste con la palabra "masoquista" en el y Riko, la entrenadora y mamá gallina del equipo, le vio como a ese hijo que poco a poco se va del nido, entre preocupada y orgullosa —realmente más preocupada que orgullosa—.

Quizás fue la presión del momento o quizás fue el sentir como su corazón se aceleraba al ver ahí a Seijūrō.

El "Sí." resonó aún más en el gimnasio y se quedó en el corazón de Seijūrō.

La sonrisa que Seijūrō le mostró a continuación, fue deslumbrante y hermosa; como un cálido sol.

—Lo siento. — Pero ahora mismo piensa que todo fue un error: que aceptara salir con él, que Seijūrō pensara que estaba enamorado de él. 

Que estuviesen juntos.

—Está bien. — Seijūrō tomó su mano.

Aún había mucho que no conocía de su pareja, Seijūrō en cambio parecía conocerlo mejor que él, ¿Cómo supo cuáles eran sus flores favoritas? ¿Cómo supo sobre sus chocolates? ¿Acaso alguna vez le dijo en donde vivía?

Amor para Tontos. |AkaFuri|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora