capítulo 1

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Una corriente de frío invade mi habitación, corro a cerrar la ventana.

Siento los gritos de mamá ordenando que bajemos a cenar.

Mientras bajo las escaleras el monitor se ilumina, la pantalla esta de color blanco luminoso, eso sólo significa una sola cosa:

Un nuevo ingresado.

Papá corre hacía la cabina, saca el expediente del nuevo ingresado.

Mi padre mantiene el cargo de recibir a todos los nuevos jóvenes y aprobarlos si es que pueden ser parte de nuestra sociedad y buscarles un hogar, si es que ingresan sólos.

Papá lee con una vista rápida, mientras frunce el ceño.

—¿Es quién yo creo que es? —pregunta mamá.

—Viene solo, Rusalka a fallecido.

Mamá se tapa la boca ahogando un grito, mientras que por sus mejillas corren lágrimas.

—Viene por su voluntad o talves creo que fue ese su último deseo antes de fallecer, mientras que Lu... —me observan, y me ordenan que suba ya que tengo prohibido escuchar conversaciones respecto al trabajo de mis padres. Es confidencial.

(...)

Celestine estaba en el auditorio recibiendo una charla respecto a la abstinencia sexual, ya que en varios momentos sus ojos están en rojo, por la lujuria.

No hay ningún impedimento para eso, pero nos enseñan que hay varios métodos en el cual cuidarnos, mamá me obliga a tomar la píldora aunque es realmente absurdo, ya que por lo menos debería tener un novio para poder tener relaciones, pero dice que ella prefiere no saber, así ella confía en que estaré bien.

La clase trató respecto al acogimiento del cuál le debíamos dar a los ingresados, ya todos rumoreaban de quién se trataba. Yo ni siquiera sabía quién era.

Todos decían diferentes tipos de historia respecto al ingresado. La ventana del salón se abre, con eso entrando el mismo frío que el de estas últimas noches. Ese frío escalofriante.

Todos se levantan a saludar yo imito.

—Él será nuestros nuevo ingresado espero que le den su debida bienvenida a nuestra comunidad. Su nombre es Asmodeo.

Todos cuchichean al momento escuchar su nombre, me levanté de puntillas venía vestido de pantalón y una chaqueta larga negra con una gorra, no le habían entregado su uniforme al parecer.

El director supremo le dice algo en el oído. Él asiente, avanza hasta el final, al momento de pasar por mi lado traté de verle el rostro pero su gorra negra me lo impedía.

—Con sólo verlo da escalofríos ¿No? —me pregunta Samith, mi compañera de enfrente.

—No seas prejuiciosa —la regañó ya que es esa clase de chicas cizañosa. Aún que tratemos de sanar la envidia siempre hay alguna, son como una plaga.

—Esta cogeablon —dice Anithan su compañeras de banco.

—Esa palabra nisiquiera existe. —ruedo mis ojos—. Me han dicho que... —me interrumpen.

—¿Que soy un jodido demonio? —me pregunta una voz ronca varonil, miré hacía mi lado y estaba sentado al lado mío.

—N-no. Yo-yo —tartamudee iba a explicarle, pero su dedo pulgar rozaba mi labio inferior.

—No te excuses se lo que querías decir —me acomoda el cabello suelto detrás de mi oreja.

—Que... lo han traído por ser un ángel de real experiencia. —mentí.

Toma mi mentón con fineza y asiente con el.

—No sabés mentir —niega con mi mentón.

No me había dado cuenta de el color de sus ojos eran ¡Negros! Nadie los tiene de aquel color solo significa:

—Maldad —él asiente.

—Estoy trabajando en eso. —ríe de medio lado.

Retiré su mano de mí rostro.

—Los tuyos los hare convertir completamente en blancos. —dice Asmodeo con un tono ronco mientras muerde de su labio inferior.

—¿Blancos? —pregunte confundida ya que me se el significado de cada color, los míos siempre son amarillos por mi pureza.

—Placer. —susurra en mi oido.

Mi cara se torna roja ante su atrevimiento. Me levanté rápido del asiento, él me mostró que había sólo un camino por el cual salir, él no se iba a levantar y corrió un poco más atrás su silla esperando que pasará enfrente de él.

Apoyé mi manos en su hombro, levanté mi pierna para poder pasar por encima de él, él mueve mi pierna que me mantenía fija en el suelo, con ese movimiento caigo encima de él quedándome a horcajadas, él rápidamente me apega a él afirmandome de mi trasero, pude sentir un bulto en su pantalón que iba creciendo.

Un gemido rasposo e involuntario se escapa de mi boca.

—¿Señorita institutriz puede usted decirle a esta muchacha que me esta ofreciendo de una manera muy provocativa que la lleve a mi cama, que está es una sala de clases y se le debe respeto? —dice de una manera muy segura haciendo llamar la atención de todos los presentes.

Todos los ojos de la clase se posan en mí.

Mi cara arde en señal de vergüenza.

AsmodeoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora