Aroma de paraíso, qué bien hueles. Hueles a infancia... aún veo a mi hermana, trepando conmigo. Cuántas fantasías, juegos, risas, todo en un instante. Llegó así, al pasar, en esta tarde de primavera, por esa vereda tan florida y ahí te veo. Esos tonos, ramilletes lilas, las bolillas verdes y entre nosotras a veces, arrojadas con fuerza hasta dejarnos las marcas rojitas en nuestras caras...
Cuántos inventos, correr, volar, ser heroínas de nuestras propias historias. Muñecas alumnas. Vender en un almacén de cartón y monedas en desuso. ¿Qué mas va a llevar? ¿No juegas mas a la maestra? Parece tan cerca, cuando mi hermana, cansada, me decía:
-¡Ya jugamos a eso. Quiero leer! Porque vos me das tarea de verdad, y querés que la haga! Aprender la "payana" el juego mas entretenido, con solo cinco piedritas...y la perinola, toma todo o deja todo...¡Qué recuerdos!
Fue ese aroma tan claro, tan puro que me llevó a esos años, teníamos el Edén escondido, en el fondo nuestra casa, era el paraíso perdido. Allí junto a cañas, pollos, y tomates, pasábamos las tardes. Mi madre tejiendo prendas para bebés, mientras se cocinaba un guiso de arroz, esperando a mi padre. Calles de tierra, juegos compartidos, el barrio, la música del club, la bici nueva. Ni hablar de las figuritas, construíamos el futuro, con esos personajes. Soñábamos despiertas que vendría el príncipe...
La primera tele, de aquélla barriada, la heladera, todo novedoso a esa corta edad...un día grabamos las conversaciones, juegos fabulosos, fantasías plenas, de tantas mañanas, caminar en la cama. Jugar al doctor. Mi madre gritando ¡Basta ya, terminen! Cuando entre risas, peleábamos por nada. ¿Y las galletitas? ¿Recuerdas algunas? ¿Esas redonditas en aquél papel? Las comía enseguida, luego te pedía...¡Cómo te enojabas! ¡Ya comiste las tuyas, estas son las mías!
En vez de reírme, hoy me ha sorprendido el aroma a niña que un día he vivido, junto a mi familia, entretejiendo historias, leyendo los cuentos, tener muchos hijos, eso lo he logrado, alcanzar el sueño, ser maestra de grado! Como me inspiraste aroma de infancia, tengo aquí guardado tu perfume suave, tan dulce, tan puro, tan de mi pasado!
Mónica Ghisolfo.
