02: Verde Ambición

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flαѕh вαck♪


Una azabache niña de unos 7 años de edad con esos ojos tan verdes como un bosque salvaje y misterioso destelleante,  una preciosa diadema que llevaba en su lacio cabello tan negro como la misma noche,  aquel listón centelleaba con pulcritud platina mente dando el dulce aspecto de una muñequita de porcelana,  pero lo más llamativo ante sus pálidas mejillas sonrosadas y el aire inocente que llevaba,  era ese vestido verde limón que tanto su mami querida había trabajado por meses de anticipación con los mejores diseñadores infantiles del mundo mágico,  la falda hasta la rodillas de saten se alzaba en vuelo como una balerina o bella hada de cuentos para dormir.  Se veia linda,  la niñita perfecta,  si que lo era. 


Llevaba ferviente mente aquel regalo algo gigante para su tamaño aferrado a ella entre sus bracitos,  sabria que le fascinaria a ese niñito rubio platino con aires aristócratas de lider innato,  por que, por que simplemente era un hombrecito.


Se dejo guiar por su madre tan joven parecía su mami un ángel,  ella la niña Pansy, ansiaba ser como ella tan bella de grande como su mami, querida mami.  Acercándose hacia la gran mansion de los Malfoys,  tan gigante para sus ojos mucho más que la suya,  era, era como un castillo donde ella debería ser la princesa y por supuesto Draco Malfoy el príncipe,  como siempre jugaron muchas veces a las princesas,  caballeros y dragones,  en ese jardín galornado de muchos,  muchos pavos reales.  Draco los odiaba por que echaban a perder sus zapatitos de piel de Dragón,  pero el señor Malfoy decía que era esas aves que tendría que tener la mansión para máѕ  clase entre la envidia de los demás.  Desde ahi el niño Draco comenzó a odiar todo tipo de ave o pajarraco como los llamaba.


La cuestión era que la niñita de 7 años Pansy Parkinson,  se dirigía al evento más importante para los de su edad y toda familia de magos con sangre limpia,  era ese día de verano donde todos se reunían,  para celebrar el cumpleaños número 8 del príncipe de la familia Malfoy.  El pequeño heredero Draco.


— ¡ Oh Pansy si te vez tan adorable! — era la voz de la señora Malfoy la otra mujer más bella que había visto la niña azabache.  No podría elegir nadie más para que fuese su futura suegra alguna vez en el mundo.  Muy en el Psique de Pansy eso era lo que ella quería,  era la vida de la señora Malfoy siempre en la grandeza.


La hizo pasar para guiarla hacia un gran salón decorado con muchas fotos movibles de Draco el niño de ojos grises que siempre había admirado la niña,  muchos postres y golosinas de todas las formas que se podía imaginar.  Muchos, muchos niños correteando y blandiendo las varitas de juguetes  entre ellos,  vio muchas cabezas entre ellas la de un niñito de ojos azules eléctricos y mirada remingada,  una niña rubia de preciosos ojos azules cielo con un vestido despampanante azul verdoso,  dos niños mas rechonchitos expectantes hacia algo y un moreno con tunica negra y porte pedante riendo con un rubio de traje blanco y negro con pajarita le hacía ver tan bonito,  era Draco Malfoy, esos grises inconfundibles le hacían suspirar de mil maneras,  parecían estar cambiando cromos si era la moda de hoy.


La niña azabache de manera nerviosa y emocionada se acerca hacia ellos con una sonrisita blancuzca de oreja a oreja,  no mira a nadie más que a el cumpleañero.

El precio de una Sangre Pura Donde viven las historias. Descúbrelo ahora